Pamplona/Iruña

Ilusión y esperanza para los aragoneses en el año que comienza

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Esta es la primera vez que tengo la oportunidad de dirigirme a los aragoneses como presidenta de Aragón en este mensaje de fin de año. Continúo así la tradición de quienes me han precedido en el cargo, y lo hago con gran satisfacción.

Porque éste es un acto entrañable, que nos une a todos los aragoneses en un momento muy especial del año y que ya forma parte de nuestras costumbres navideñas.

Este mensaje simboliza que entramos juntos en el nuevo año. Y eso es muy importante, porque ahora más que nunca debemos mantenernos unidos.

Por ello, quiero, en primer lugar, desear a todos los que viven y trabajan en Aragón unas fiestas de Navidad muy felices y un año 2012 lleno de buenas noticias. Un año nuevo en el que las esperanzas que todos albergamos para nosotros mismos, para nuestras familias, para nuestra Comunidad y para nuestra nación se hagan realidad. Espero de verdad que así sea.

Pero Aragón es más que las tres provincias, es más que Huesca, Teruel y Zaragoza. De algún modo, hay también algo de Aragón allí donde se encuentran los aragoneses de origen y de vocación a quienes la vida les ha llevado fuera de su tierra por razones de trabajo, de estudio o familiares.

Sabemos -y yo he podido comprobarlo muchas veces- que su corazón está siempre muy cerca de su tierra y muy cerca de nosotros, y quiero que sepan que el nuestro está también muy cerca de ellos. Especialmente en estas fiestas de Navidad. También para todos ellos, mis mejores deseos.

Queridos amigos,

El año 2011 pasará a nuestra historia como uno de aquellos en los que la crisis nos golpeó con más dureza. Muchas personas lo están pasando muy mal. No ven salida a su situación e incluso han perdido la esperanza.

El desempleo es una realidad sangrante e inaceptable. Sin empleo se pierden los proyectos personales, se pierden las ilusiones y se pierde la confianza en el futuro. Sin empleo se pierde incluso la fe en uno mismo y en los demás. Se pierde la fe en la sociedad.

Esta crisis está haciendo que muchas personas se sientan abandonadas. Que sientan que nadie se ocupa de ellas, que nadie las tiene en cuenta. Personas que creen que nadie entiende la gravedad de lo que les pasa.

Aragón, como sabíamos perfectamente, no es una isla de prosperidad en mitad de la crisis. La sufrimos como la sufre nuestro país e, incluso, en ocasiones, con especial intensidad.

No debemos, nunca, ocultar las dificultades, que son grandes. No debemos esconder los problemas, que son difíciles de resolver. No debemos disimular las complicaciones de todo tipo que ha originado esta crisis y de cómo se ha gestionado, que son de enorme importancia.

Sin embargo, yo no quiero perder estos minutos insistiendo en las dificultades, en los problemas, en las complicaciones o en el peso las herencias recibidas. Todo eso ya lo conocemos perfectamente.

Prefiero aprovecharlos para llevar a la sociedad aragonesa un mensaje de esperanza. Porque pese a su dureza, 2011 ha sido también un año de cambios. Cambios sociales y políticos que anuncian un tiempo distinto y seguramente mejor.

Creo que es más importante que, en un momento como éste, cuando tenemos ante nosotros el inicio de un nuevo año, sepamos llevar a nuestro ánimo esperanza e ilusión.

Que reafirmemos nuestro compromiso colectivo con el futuro de nuestra Comunidad pese a todas las dificultades.

Que reiteremos nuestra decisión de hacer lo necesario para vencer a la crisis.

Que renovemos nuestra disposición a hacer los sacrificios que son indispensables para devolver la pujanza social y económica a Aragón, y para que vuelva a haber empleo. Para mantener y modernizar nuestro sistema de bienestar.

Tenemos muchos problemas. Nadie lo duda. Pero hemos empezado a recuperar el buen camino que habíamos perdido. Y aunque no será cuestión de unos pocos días, sino una tarea de años, tengo la seguridad, y así quiero transmitirla, de que haciendo las cosas bien, con responsabilidad y ejemplaridad, con la austeridad por costumbre y el buen gobierno por norma, pronto volveremos a contemplar horizontes mucho más despejados.

El Gobierno que presido ha comenzado ya a hacer su trabajo. Y a hacerlo en serio. Y lo mismo está ocurriendo en el Gobierno de la Nación. Estamos cumpliendo nuestros compromisos, y al hacerlo estamos poniendo bases muy sólidas para nuestra recuperación.

Nos hemos puesto manos a la obra mediante un programa reformista que transformará para bien nuestra Comunidad, que le dará el impulso modernizador que necesita para ser la Comunidad líder que queremos.

Como presidenta del Gobierno de Aragón quiero expresar mi plena confianza en nuestras capacidades, como aragoneses y como españoles.

Somos una gran sociedad y éste es el momento de demostrarlo.

A través de los siglos, frente a cada dificultad y ante cada problema se alzó siempre un aragonés dispuesto a resolverlo. Estoy segura de que así va a ser también en esta ocasión.

Quiero animar a todos a alzarse frente a cada dificultad, a levantarse ante cada tropiezo, a recuperar la esperanza allí donde se haya perdido. Y quiero que sepan que siempre tendrán a su lado al Gobierno de Aragón y a su presidenta.

Saldremos de la crisis. Saldremos juntos y saldremos todos. Manteniendo nuestro modelo de cohesión social, que para mí es irrenunciable, y haciendo honor a los valores y a los principios que nos constituyen como sociedad.

Queridos amigos,

Permítanme que formule un deseo en nombre de todos: el deseo de que 2012 sea el primer año de nuestra recuperación.

Hagámoslo realidad juntos.

Muchas gracias, y feliz año 2012 para todos.