Hoy cocinamos... Bocaditos de cabrales empanados

Diario de gastronomía nos trae esta receta para hoy.
Bocaditos de Cabrales empanados
photo_camera Bocaditos de Cabrales empanados

Ingredientes

  • 250 g de queso de Cabrales
  • 6 cucharadas soperas de harina
  • 750 ml de leche
  • 50 g de queso fresco
  • 2 cucharadas soperas mantequilla
  • 4 huevos enteros
  • Sal
  • Pan rallado
  • Aceite de oliva

Elaboración

En un bol o cuenco, poner el queso de Cabrales con el queso fresco la leche y la sal, y mezclar bien.

Derretir la mantequilla al fuego, incorporar las seis cucharadas de harina, remover hasta que este homogéneo, y cuando esté, añadir la mezcla anterior y cocer todo junto a fuego lento durante quince minutos. Transcurrido este tiempo, colocar en una fuente un poco profunda y dejar enfriar en la nevera.

Cuando la masa este bien fría, cortar en porciones, pasar por huevo y pan rallado y freír en abundante aceite caliente.

Sacar, ir colocando en una fuente con papel absorbente para que pierda el exceso de aceite, y cuando estén, servir.

Así es el queso Cabrales

La corteza debe ser blanda, delgada, untuosa, de color gris con zonas amarillo-rojizas. No debe presentar grietas ni marcas extrañas. La pasta tiene que tener consistencia untuosa, compacta y sin ojos, de color blanco marfil, homogéneo en toda la masa, al igual que el penicillium.

Para calificar la textura del queso nos fijamos en el conjunto, en su globalidad. La firmeza de la pasta depende del tiempo de maduración, pero la característica óptima es de semiblanda a blanda, untuosa, que indica que el queso ha madurado en cueva el tiempo necesario. La textura debe de ser homogénea en toda la masa y con una granulosidad muy fina, casi imperceptible. La adherencia del queso debe de estar en niveles medio-bajo.

El olor del queso de Cabrales es intenso y penetrante. La familia que predomina es la láctica si bien al ser un queso en cuya maduración el microorganismo fundamental es el penicillium, la importante labor lipolítica que este provoca lleva a una gran complejidad en los compuestos liberados. El tipo de leche con que el queso haya sido fabricado también influye en la intensidad del olor percibido: el olor se aprecia con más intensidad cuando en su fabricación se emplea leche de cabra. El olor ha de ser limpio y agradable. Es muy importante el desarrollo de componentes afrutados (avellanas, almendras…) en la calidad del olor.

El sabor del queso debe de ser equilibrado e intenso. Dependiendo del tipo de leche con el que se haya fabricado, la intensidad del sabor se acentúa. No debe de presentar un exceso de sal, ni tampoco nos debe de dejar al final un sabor amargo. La sensación picante debe de encontrarse en niveles de intensidad medios, pero en ningún caso debe de molestar. Tampoco debe aparecer una sensación de astringencia intensa.

Después de ingerido debe de permanecer en nuestro recuerdo el sabor pronunciado e intenso que hemos percibido y este recuerdo debe de persistir durante un tiempo, por tanto, la sensación debe de ser pronunciada, intensa y persistente.