Opinión

El efecto Detroit

La ciudad de Detroit fue en los 50 la ciudad más floreciente de los EEUU, con un nivel de renta asombroso, un comercio boyante y una industria que era el orgullo de toda America. Pero una serie de malas decisiones, la nefasta gestión de GM y la nula reconversión e inversión para preparar su modelo automotriz para el futuro han convertido en menos de 40 años a Detroit en una ruina con altas tasas de criminalidad.

Cuando en Navarra escuchamos a los sindicatos alertar de los peligros de “la destrucción de empleo que provoca la robotización”, algo sobre lo que ya escribí, no somos conscientes de que vivimos en una economía global que nos obliga a actualizarnos constantemente y de que no hacerlo conlleva consecuencias peores que ser los primeros y aprovechar la ventaja que ello da.

Lo que Detroit nos enseña es que caer en la autocomplacencia, como lleva años haciendo Navarra, recordando constantemente cuando eramos los mejores según todos los marcadores, lleva a repetir incesantemente los mismos errores una y otra vez, a olvidar innovar y a querer constantemente volver atrás sin aceptar que la mejor forma para recuperar el nivel de antaño es mirando al futuro y no al pasado. Nadie nos roba el futuro, somos nosotros los que lo desperdiciamos.