Tudela

Despidiendo el año con Dolores Redondo: “Sólo este año he viajado más que en toda mi vida, pero me gusta estar pegada a mi tierra”

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En enero de 2016, ‘El guardián invisible’ cumplirá tres años. Es el primogénito de la saga y su publicación supuso el principio del éxito que ha convertido a la trilogía del Baztán en un fenómeno transgresor de fronteras y culturas. Por de pronto, a Dolores Redondo, la madre literaria de estas novelas aclamadas por público y crítica, ya le ha tocado viajar a Australia en este 2015. “También tuvimos tiempo de visitar el país, ver Melbourne, Canberra, Sidney o hacerme fotos con canguros… fue muy especial”.

Redondo, donostiarra afincada en la Ribera desde hace más de una década, lo cuenta con los ojos muy abiertos, con la ilusión y el asombro de alguien que está viviendo momentos únicos, de ensueño. Este ha supuesto un año de consolidación. La irrupción de ‘Ofrenda a la tormenta’, la última entrega de los casos de la inspectora Amaia Salazar, no ha desmerecido en absoluto a sus predecesores. “Parecía que el fenómeno no podía crecer más pero sí, no ha parado de subir. El último libro sigue estando en los primeros puestos de ventas de la lista Nielsen”, cuenta.

Una máxima resalta en la vida de esta vecina de Cintruénigo, la localidad donde, junto con su marido, ha criado a sus dos hijos y ha echado raíces. Precisamente es ese arraigo a la tierra lo que le permite no separar demasiado los pies del suelo. “Estar en Cintruénigo me ha vendo bien para no perder las cosas cotidianas, el estar con las amistades, la vida en familia... Son aspectos importantes que debemos conservar. Al fin y al cabo, todo lo que somos es gracias a lo que nos ha traído hasta aquí. Por eso me gusta no despegarme de mi tierra”, explica, acordándose también de Elizondo y del cariño que le ha brindado el pueblo donde se ambientan innumerables pasajes en sus novelas. “Estoy agradecidísima por todo ese afecto”.

Viajes y película en 2016

Eso sí, los viajes largos a países completamente desconocidos han ocupado gran parte del tiempo de Dolores Redondo en este 2015. “Ese ha sido el principal cambio, que en un año he viajado mucho más de lo que había hecho en  toda mi vida. Muchas veces iba sola a lugares en los que no conocía el idioma. Aunque ha sido divertido”, subraya.

“Siendo sincera, hay que soñar y yo soñaba con que estos libros llegasen al público. Pero jamás imaginé que tendrían tanta aceptación en lugares como Estonia o China”, se confiesa la escritora. En 2016, Redondo vivirá intensamente dos proyectos diferenciados. Uno, la promoción internacional de su trilogía, cuyo primer título va a desembarcar en Estados Unidos. “Los libros siguen estando muy vivos, ahora empezamos de cero en muchos otros lugares”, reconoce. Ese desembarco de la saga al otro lado del charco coincidirá con el rodaje de la adaptación cinematográfica de ‘El guardián invisible’. Atresmedia y Peter Nadermann (productor de las adaptaciones de la saga ‘Milenium’) impulsan esta apuesta que ha redoblado la incidencia de la trilogía. “Va a ser un año importante. Se espera que muy pronto se anuncie quién será la protagonista y en abril se comenzará a rodar en diferentes localizaciones de Baztán”, cuenta Redondo.

Ahora llegan fechas en las que la escritora cirbonera tratará de aprovechar los días señalados de Navidad. “La promoción no para durante estas fechas, pero guardo algo de tiempo para los míos y lo disfruto mucho”, reconoce. “Los mejores momentos para mí tienen que ver con la cocina. Cuando estamos preparando las cenas compartimos ratos muy agradables, charlando, tomando una copa de vino... es lo que más me gusta”, admite. En 2016, habrá otra novela. “Pero a Amaia Salazar le voy a dar un descanso”, dice.

De cerca

Un libro: ‘La peste’ (Albert Camus). “Refleja muy bien la cultura del miedo”.

Una película: ‘El Padrino’ (Francis F. Coppola, 1972).

Una comida: Sopa de pescado.

Una bebida: El vino.

Un lugar de vacaciones: Ujué. “Perfecto para unas vacaciones tranquilas”.

Una personaje histórico: Marianne, el espíritu de la Revolución Francesa.