Opinión

El Covid muestra la realidad de la caza en España

Esta terrible pandemia que estamos sufriendo, ha puesto de manifiesto la complicada situación que vive la caza en España, no solo como recurso de primer grado, si no como herramienta social necesaria.

Desde el punto de vista jurídico, se abren numerosos frentes de reclamación a la administración nacional por el perjuicio creado, en el no aprovechamiento de particulares o no, que pagaron religiosamente sus cotos o que simplemente forman parte de las sociedades que los rigen y que por ser de otras comunidades, se han visto privados de la movilidad para disfrutarlos. Desde lo social, la falta de reconocimiento de la caza como actividad esencial y la poca unión de los cazadores para adoptar medidas de presión a nivel nacional, está desgastando su esencia como recurso-derecho ancestro.

La caza, como actividad de mínimo riesgo ante la pandemia cuando en la mayoría de los casos se practica solo o en grupos reducidos, ha sido vilipendiada a favor de otros deportes de más riesgo.

En Aragón las sociedades deportivas están compuestas en muchos casos por Navarros y vascos que religiosamente pagaron en plena pandemia los aprovechamientos de los montes, en  una media de 5000€ por 500hec y que no han podido disfrutar. Solo demandar este perjuicio en el juzgado, podrá devolver a los miles de damnificados su dinero. Ante la reclamación de una rebaja o quita para el año que viene de dichos aprovechamientos, la administración no quiere saber nada, aludiendo que se ha podido cazar, en muchos casos tarde y mal perdiendo las mejores épocas como en el caso del corzo bien entendido además, solo los de aragon.

La situación no es que sea lamentable para la caza, si no que entra en un periodo de subsistencia y de resistencia para afianzar de una vez por todas que merece un  respeto social económico imprescindible. La terminología “uso” para regular o incluso determinar las acciones en un monte público, es deseable para los cazadores en vez de la de “aprovechamiento” con la gran diferencia de que en el uso no hay pago y en el aprovechamiento si y cuantioso.

De la misma forma, los aprovechamientos en raras ocasiones son defendidos de los usos, por lo que después de pagar se quedan sin protección. Estamos en el punto donde la federación española de caza con todas sus sociedades, deben plantarse para recuperar la dignidad que la caza necesita, ser denominada actividad esencial de inmediato y asegurar su futuro en el país no solo como recurso económico, sino como ventana para que aquellos más jóvenes, puedan conocer la naturaleza y marcar un relevo generacional.

Las instituciones públicas, deben de marcar la prioridad de este recurso natural propiedad del pueblo, en las mismas condiciones económicas administrativas que los demás usos: setas, senderismo, motos, bicis, etc. O cuando menos, proteger en el caso de un contrato de aprovechamiento, la acción de caza. El covid, esta pandemia sin referentes, ante un deporte- recurso mínimo de riesgo, ha sido censurada, manipulada sin criterio sostenible médico -sanitario en pro de un gobierno con claras ideas anti caza alejado de la realidad, tanto de nuestra sociedad como de nuestras tradiciones.

Ángel Moracho Jiménez
Presidente sociedades deportivas Santa Ana La Mayor en Navarra y Aragón