Opinión

Cosas del destino

Y la felicidad entra cuando menos te la esperas. Es como las olas del mar, unas vienen y otras van. 

Por suerte un 10 de noviembre entré a trabajar en la Residencia de Ancianos de mi pueblo, Cintruénigo. Patronato Municipal San Francisco de Asís. La semana anterior apenas dormí, los miedos y las dudas me mataban. Poco a poco me fui integrando en esta familia. Y aquí viene lo que quiero transmitir, a las familias y a futuros residentes, esto es una casa grande pero no es la casa de Gran Hermano. Aquí los residentes son felices y nosotros con ellos pues el contacto es muy estrecho. Hay mucho diálogo, actividades, buena comida y buena fisioterapeuta, gran psicóloga y más. De hecho yo que era reacio a venir aquí, ahora no me quiero ir pues mis abuelos son mis padres, mis hermanos y mis hijos pero sobre todo mis amigos y compañeros y sin ser egoísta yo dependo de ellos, esas sonrisas y alguna lagrimilla y ellos dependen de que todo funcione, aseo, comida, calefacción y demás.

No quiero ser pelma pero deja tus miedos aparte que aquí se está muy bien. De hecho yo, cuando no pueda valerme por mi solo entraré a formar parte de esta gran familia de residentes.