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Consumo de alcohol: los padres tienen la palabra

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Mientras que los padres manifiestan que el consumo de alcohol (63% para los chicos y 52% para las chicas) está entre los problemas más importantes que hoy aquejan a los adolescentes, tan sólo un 52% habla con ellos sobre este tema. Además, los padres y madres poseen una baja conciencia de responsabilidad en lo referente al consumo de alcohol en la calle, ya que para paliarlo proponen actuaciones que dependen de la administración, como programas y centros de ocio.

Estos datos coinciden con la apreciación de expertos, que señalan que en la familia actual los padres tienden a evitar conflictos sin fomentar la comunicación con los hijos y que, en general, se acepta el consumo de alcohol entre los menores al tratarse de un comportamiento de grupo, con la esperanza de que ya se “normalizará” en el futuro.

Si bien los últimos datos del Plan Nacional sobre Drogas (2006-2007) apuntan a un descenso del consumo de alcohol entre los menores (el 58% de los estudiantes de entre 14 y 18 años afirmó haber tomado bebidas alcohólicas en el último mes), aumenta el número de jóvenes que ha manifestado haberse emborrachado alguna vez en el mismo periodo. De los menores que han declarado haber consumido alcohol en los 30 días previos, la práctica totalidad (99,5%) lo ha hecho entre el viernes y el domingo; asimismo, se ha observado una incidencia considerable del consumo en “atracón” (53%), fundamentalmente de combinados de destilados, de alta graduación alcohólica.

Los padres deben informar a sus hijos desde temprana edad (6 años) sobre la toma de buenas decisiones ante el consumo de alcohol y la primera de todas es inculcarles que no deben consumir ninguna bebida con contenido alcohólico hasta llegar a la mayoría de edad, ya que ello podría conllevarles un deterioro de su salud y un mal desarrollo físico e intelectual. Llegados los 18 años, si optan por consumir este tipo de bebidas, deben hacerlo de manera responsable y siempre con un consumo moderado y siempre acompañado de alimentos. Además, también hay que enseñarles que muchos adultos, por decisión propia, no beben nunca alcohol y llevan una vida plena y saludable. Todo ello, sin demonizar el consumo moderado que puedan estar haciendo los mismos padres, como adultos responsables, ante sus hijos.