Opinión

La coartada de la velocidad

La Dirección General de Tráfico, ha vuelto a dar en el clavo. Para reducir los accidentes en carretera y mejorar los ratios de muertos en la vía, ha regulado el límite de velocidad a la baja, dejando en 90 kms / hora las vías secundarias.

La medida no se aleja demasiado de los cánones aplicados por toda Europa, -hay que vivir más despacio, sin duda-, pero sonroja en la parte por el todo: Sigue culpabilizando al conductor de todos los males que se producen en la carretera, y esa responsabilidad, como mínimo, debiera estar compartida.

El estado de las vías es lamentable, proliferan los puntos negros –reconocidísimos y desatendidos– y poco están invirtiendo las distintas administraciones en atajar este mal, desde una de sus raíces. ¿A qué dedican los miles de millones que se recaudan en multas, que es lo único que parece saben hacer al respecto?

Acusan al ciudadano, y es cierto, de conducir a una velocidad inadecuada, bajo los efectos del consumo de drogas y alcohol y de distraerse con el móvil en la vía, pero no reconocen en absoluto la total ausencia de criterio e inversiones adecuadas para mejorar las condiciones de la carretera. 

Ya está bien de que Papá Estado nos guíe con la zanahoria y el palo.
Si se debe levantar el pie del acelerador y estar a lo que se está cuando se conduce, las Administraciones, por su parte, deben responsabilizarse de cambiar de una vez por todas unas vías públicas que dejan muchísimo que desear.