Opinión

¿Puede ser un audio de amigos una obra de arte?

Hay que reconocer que al ser humano siempre le ha gustado disfrutar de historias, sobre todo de buenas historias. Desde la Biblia hasta los audios de sucesos, desde el Quijote a Braveheart, hay historias para todos los gustos, que nos apasionan y que nos enganchan. En una época en la que las noticias vuelan con un simple gesto de mano cualquiera puede contar su "realidad" y lo pongo entrecomillado porque donde algunos ven una simple casa hay quienes ven cuatro fantasmas asesinando a un hombre en una casa que se está incendiando. Las mentes de algunos son auténticas maravillas. 

Hoy en día el tema informativo está especialmente sensible. La gran cantidad de información que pasa por nuestras redes sociales y por nuestros móviles requieren de un filtro que en casi todas las ocasiones no es quizá el más adecuado. En muchas ocasiones, en casi todas, nos gusta el morbo. Por todos es conocidos ya el audio de los amigos del rancho de Buñuel, el del huevo en el Pilón y ahora estamos escuchando los coronavirus de Haro o recientemente el de Corella. Audios que normalmente tomamos con humor y de historias que a saber qué tienen de cierto, pero eso es lo de menos porque ya de por sí tienen algo especial. Ese tono, esa narrativa, ¡son auténticas joyas!

Esto me viene a reflexionar que en muchas ocasiones nos da igual lo que realmente esté sucediendo en realidad porque a nosotros nos gusta la historia. En muchos casos es cierto que no se hacen con malicia y pueden provocar grandes momentos, pero la veracidad de la historia déjenla por favor en cuarentena, igual que el coronavirus. Por un momento, pensad que esos hechos que relatan hablan de ti y son mentira, ¿cómo te sentirías?