Opinión

Cambiar calles es dejarlos ir ya

Tengo a mi madre, la Alicia, y a algunos de mis primos ya talluditos, sobretodo al José Luis, soliviantados... “¿Qué es eso de que van a cambiar los nombres de 49 calles del Barrio de Lourdes de Tudela? ¿Y ‘Luis’?, ¿qué pasará con la calle de mi hermano (tío)?”, me espetan, y no les falta razón.

Su preocupación es natural.

A Luis Lacarra Munilla se lo llevó esa absurda guerra con 18 años, al igual que a esos otros 48 vecinos que, hasta ahora, han contado con ese recuerdo que era que una calle llevara su nombre, aunque a otros les faltara.

Éste, en concreto, se les coló, porque era ‘rojo’ según me apuntan, como según tengo entendido ocurrió con algún otro que incluso fue concejal republicano, pero de lo que se trataba era de dar ‘cancha’ a la victoria franquista, y eso, sin duda, es partidario e injusto, como indican la Ley de Símbolos de Navarra y la Ley de Memoria Histórica de España. Pero su preocupación es comprensible porque, esta medida, ahora los terminará de borrar de nuestra vida y, como ésta es demasiado corta, supondrá dejarlos terminar de ir ya, y eso subyuga el corazón...

¡Qué poco se ha hablado de lo que supuso semejante refriega cainita! ¡Qué corta es la memoria humana para caer y caer siempre en los mismos errores! Espero que borrar este recuerdo sirva para escribir en nuestra historia que la barbarie está ahí y hay que saber arrinconarla. Y espero que el Ayuntamiento sepa erigir un monumento en recuerdo de todos (¡todos!) aquellos que perdieron la vida por nuestra sinrazón.

Mariano N. Lacarra

Director