Plumas al cierzo

A la intemperie

Mikel Ziordia Osta nos escribe este poema navideño.

Algunos pastores, 
desahuciados de sus chabolas
-ley en mano-
por hipotecas fariseas,
cavilaban,
                            en torno al fuego,
sobre cómo sobrevivir
con sus cuatro ovejas y cabras
sin malvender sus vidas
al Cesar Trump, de turno, 
y sus legiones uncidas.

En la noche estrellada, 
rasa de helada,
un cometa iluminó el cielo,
pero sobre todo
                            la Tierra,
y, colándose por sus ojos,
quizás un chispa 
                           prendió
en sus corazones.

De pronto unos gritos, 
como de parto,
los convocaron junto a un pesebre,
donde una Mujer joven,
tan humilde o más que ellos,
traía al mundo a un Niño,
Hijo del Hombre…
                           que allí estaba.

Acudieron otras madres,
esposas, hijas y hermanas,
haciendo corro a la Sangre de la Vida
para arropar la Esperanza de crecer.

Y, entre pañales, allí andaban
cuando partieron el Pan,
y el queso, agua fresca, leche…

Y se llamaron hermanos y hermanas
ante la mirada atónita
de una mula 
y un buey
que barruntaban ya que algo 
parecía estar cambiando..