Su consumo es generalizado y, especialmente entre los jóvenes, puede tener consecuencias negativas si no se controla adecuadamente teniendo en cuenta un factor importante: el calor.
Con la subida de las temperaturas en el verano, consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede llevar a un trastorno de deshidratación que aumente exponencialmente, ya que la deshidratación también es provocada por las bebidas alcohólicas. Así pues, se han de extremar las precauciones y hacer caos a las recomendaciones de un consumo moderado. En días en los que la ingesta puede ser mayor, como por ejemplo el 24, no estaría de más recordar que el agua nos ayudará a mitigar los efectos de deshidratación y, además, en caso de una temperatura elevada, nos ayudará a prevenir un posible golpe de calor.
No es sustitutivo
También es importante tener en cuenta que, en ningún caso, las bebidas alcohólicas son sustitutivas del agua, por mucho que puedan llegar a calmar nuestra sed en momentos de altas temperaturas.
Asimismo, y aunque pueda parecer una contradicción durante estos días festivos, es interesante evitar las comidas copiosas. O, al menos, intercalarlas con otras más ligeras y saludables, que nos aporten nutrientes y vitaminas que de otra manera no ingeriríamos, además de ayudar al organismo a tener digestiones más llevaderas.
En definitiva, las precauciones son posibles y gracias a ellas podemos conseguir disfrutar de las fiestas con una mayor satisfacción.
