Psicología

La Paz

Sólo nuestro ego puede quitarnos la paz. Y únicamente trascendiéndolo podemos recuperarla. Sin embargo entender las dinámicas de nuestro ego es harto difícil y complicado. Es como encontrarse encerrado en una sala de múltiples espejos; la llave que abre la puerta que nos saca de allí se ve reflejada en todas las paredes, parece estar en todos lados, pero solo son imágenes de la llave real.

Así es el ego; nos hace creer que la paz está “haciendo esto” o “lo otro”, “tomando esta actitud” o “la de más allá”. A veces optamos por una opción, nos damos cuenta de que era un “espejismo” y retrocedemos para tomar otra alternativa. En cambio, hay momentos en los que ya no es posible volver atrás o nos aferramos a algo que creemos nos traerá la paz, cuando en realidad lo que estamos haciendo es alimentando y acrecentando nuestro ego, hasta llegar al punto en que nos encontramos totalmente perdidos, o fracasados.

La paz, es un estado de consciencia más que un sentimiento o una emoción. Lo que la distingue del resto de “triquiñuelas mentales, emocionales y sentimentales” es la profunda serenidad que genera en nuestro más hondo interior. Llegar a ella es un largo camino lleno de trampas que nos hacen creer que ya la hemos alcanzado. Sin embargo al poco tiempo, esa “paz” se desvanece. No era auténtica. Era un espejismo.

Alcanzar la paz es un camino de crecimiento y conocimiento interior, no exento de esfuerzo y dolor, pero que cuando se conquista, proporciona tal plenitud, que es difícil que deje de formar parte de nosotros a partir de entonces.