Psicología

Sanación y Consciencia

Generalmente el ser humano nace sano, y poco a poco, conforme crecemos, van surgiendo las diferentes enfermedades, y apareciendo los variopintos problemas. ¿A qué se debe? Al vivir. A pesar de rebelarnos constantemente contra todo aquello que amenaza nuestro bienestar físico, psicológico, social o espiritual, la verdad es que la enfermedad y el sufrimiento es parte del “vivir”. Es iluso aquel que quiera vivir sin problemas, o libre de la enfermedad. Por supuesto que no debemos recrearnos en el dolor, pero condenarlo sin entender su significado es un gran error. Cuando algo “duele”, sea del tipo que sea ese dolor… es porque algo no funciona bien en el organismo; se ha encendido el chivato del salpicadero. Por tanto lo sabio, es acoger ese dolor, y escuchar todo lo necesario, hasta entender su significado, el mensaje que quiere transmitirnos.

Cuando se trata de un dolor físico la tarea es fácil, porque muchas veces los médicos entienden el lenguaje corporal que nosotros no entendemos. Pero cuando se trata del dolor psicológico, se complica, porque es como querer atrapar nuestra propia sombra.

Ante esta situación, la mejor actitud es la humildad, la paciencia, y la no-distorsión de la realidad. Es decir, si duele, duele. Y no vamos a evitar sentir dolor cuando es inevitable. Por el contrario, lo positivo es encontrarnos con nuestra “sombra”, y reconocer su lugar. Estar dispuestos a escuchar voces interiores que tal vez habíamos estado reprimiendo hasta ahora. Ser valientes para afrontar encontrarnos con nuestro álter ego, aceptar ver la parte que no creíamos nuestra, y vivir armónicamente con nuestro polo menos agradable. Seguramente, cuando nuestros aspectos no deseados son reconocidos, dejen de ser molestos, y contribuyan aún más a nuestro crecimiento personal y bienestar. Hemos venido a aprender, y la vida se las ingenia para empujarnos hasta encontrarnos con nuestro ser más profundo. En el que sólo existe PAZ.

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