Colaboración

Autocuidado emocional

Nos lavamos las manos antes de comer, nos duchamos con asiduidad, cuidamos nuestra alimentación, hacemos ejercicio, hidratamos nuestra piel… Todos estos hábitos y muchos más los realizamos con el objetivo de mejorar o mantener nuestra salud, casi de forma diaria. Los hemos aprendido en el colegio, en nuestras casas o a través de distintos profesionales del mundo sanitario. No concebimos una calidad de vida sin llevar a cabo estas acciones.

El concepto de salud ha ido transformándose a lo largo de las últimas décadas, guiándose mayoritariamente por la OMS (Organización Mundial de la Salud) quien la define actualmente como un estado de bienestar físico, mental y social. Ya hemos visto que el primer ámbito lo cubrimos, o por lo menos sabemos el camino para hacerlo, pero ¿los otros dos? Aquí es donde la mayoría no somos conscientes de su importancia y suspendemos. Muchos pensarán que cumplimos sobradamente cualquiera de estos dos aspectos, en especial el de la esfera colectiva. Vivimos en un país caracterizado por los grupos sociales, las reuniones de amigos y las celebraciones familiares. Pero todas estas interacciones no nos aseguran el éxito a la hora de relacionarnos con los demás. Nos puede rodear una multitud de personas a donde quiera que vayamos, pero sentirnos solos en cada uno de estos lugares. En muchas ocasiones no encontramos la forma de comunicarnos, de que nos entiendan y mucho menos de poder comprender a quien tenemos a nuestro lado.

Si hablamos del aspecto psicológico, empeora nuestra situación ¿quién se permite unos minutos al día para hablar consigo mismo de forma sincera? Me estoy refiriendo a sentarnos junto a la persona con la que más tiempo pasamos en nuestro día, sin interrupciones ni distracciones. Sincerarnos con nuestros propios pensamientos y emociones puede ser doloroso, pero es más peligroso ignorarlos y reprimirlos. “Lo que las personas sienten es tan importante como lo que hacen” (B.F. Skinner). A veces no entendemos por qué hemos reaccionado de cierta manera o no conseguimos descifrar la razón por la que nuestra mente nos lleva una y otra vez al abismo. No es ningún tabú que somos seres emocionales, aspecto que debemos conocer y aprender a controlar. Sin embargo, nadie nos recomienda hábitos que podamos seguir para llegar a un bienestar psicológico. Al igual que existen pautas preventivas sobre enfermedades como la gripe o el cáncer, ¿sabemos cómo prevenir un trastorno mental? No solemos cuidarnos para evitar la depresión o la ansiedad, dos de los problemas psicológicos más incapacitantes y de mayor sufrimiento, ni siquiera sabemos cómo detectarlos antes de que causen mayores estragos en nuestra salud.