Como cada 12 de octubre, heredando una tradición que se comparte de generación en generación, los alfareños acudieron a la ermita de la Virgen del Pilar buscando protección y bendición para todo el año.
En una de las tradiciones más arraigadas entre los vecinos, acudieron hasta la ermita ubicada a 2 kilómetros del casco urbano bien en familia, bien en cuadrilla de amigos, la mayoría andando y otros en coche.
Una vez en la coqueta ermita, los alfareños cumplieron la tradición de adquirir cordones bendecidos del Pilar, símbolo de protección y buena suerte para todo el año, y barquillos para los pequeños. Sabedora de que es una de las costumbres más populares en la localidad, la parroquia amplió hasta tres eucaristías las que impartió en la ermita en esta especial jornada, con el objetivo de congestionar la multitudinaria misa de mediodía, a la que asistieron representantes del Consistorio además de la Guardia Civil en su festividad, Policía Local o Protección Civil.
