Plumas al cierzo

Soleás

A las doce el chupinazo,
el veinticuatro de julio, 
pañuelo y brazos en alto.

Las peñas con sus charangas
van bailando en la Carrera
mientras, con agua, las calan.

Están repletos los bares
y se huele en las terrazas
a vino y a calamares.

Se procesiona a Santa Ana,
por la Ciudad de Tudela,
entre cera y albahaca.

Hay pasacalles y encierros,
se corre la Revoltosa,
en la plaza de los Fueros.

Por la noche, junto al Ebro,
los fuegos artificiales
adornan de luz el cielo.

Hasta que llega su fin,
en una noche festiva
se canta el Pobre de Mi.

Alejandro Ros Satrústegui