Plumas al cierzo

Los que se fueron

Ángel Cornago Sánchez nos escribe este poema de su obra 'Ensueños y desasosiegos'

Después de sepultados,
corrieron en corceles
bajo los verdes prados
llegando al infinito,
donde duermen los hados
sedientos de cordura.

En la esencia del cosmos,
en rincones oscuros
cantando graves salmos,
compartieron conjuros
de acción y de reclamos
para aplacar su ira.

Pero el viento, presencia
después de lo pactado,
iluminó lo oscuro
y propagó la sombra
que oculta la conciencia
como fetiche vano.

Entre los ababoles
que hacían de incensario,
crearon aquelarres
para ocultar al cielo,
que clamaba justicia,
los huesos del osario. 

Y estaban las tinieblas,
y salieron los hados
temblando de negrura,
disipando los nardos
que emergían del suelo
cual lanzas apuntando.

Y volvió a la espesura,
a sombras compañeras
de las luces de aurora
que emergieron pasando
del olvido al presente,
la razón sepultando. 

No habrá más esencia
ni suspiros sonando.
No habrá complacencia
en la blanca llanura.
Solo condescendencia
que aplaque nuestra ira.