Se desvanece el eco de la fiesta.
En forzado silencio
quienes antes vinieron a la plaza
en busca de alegría
hoy ponen el pañuelo en la ventana
ondeando impotente su roja soledad.
Ni encierro ni verbena
vestirán de color la desnuda nostalgia.
La Revoltosa duerme buscando una salida.
Entre tanta espiral de círculos concéntricos
la multitud oculta el desconcierto
en fajas ondeantes de su imaginación.
Imaginar la vida con abrazos,
almuerzos, cercanía,
carcajadas amigas.
Imaginar la vida entre la feria
el olor a albahaca
el aroma de churros mañaneros
junto a trasnochadores aun despiertos.
Imaginar así aun es posible
las fiestas de otros años por venir.
Hacerlo realidad es aun virtual.
Nuestra distancia de ahora puede ser
cercano regocijo.
Ojalá que veamos a futuro
nuestro rostro hoy cubierto
frente a frente sin máscara.
Nuestro esfuerzo es la pieza imprescindible
para acercar la fiesta imaginada.