Plumas al cierzo

El verotoño

Tenaquín (Pablo Jesús Sesma Valles) nos escribe este poema.

Finalizado el estío
aun continua haciendo calor,
prolongación del verano otoñal,
noche de nubes de mosquitos.

Sudores a treinta grados,
nada normal,
clima cambiado
por la manipulación mandamase. 

Amarillean los atardeceres,
tonos rojizos en la pronta noche,
pierde brillo los días aciagos,
la llegada los primeros fríos aun tardan.

El calor aunque no estival
aprieta y crea transpiraciones molestas,
las noches se vuelven frescas 
a mayor lentitud.

Olas de calor 
llegan de una manera rara,
nadie entiende,
transformación del tiempo,
los mandones reducen
la población a su egoísmo.

La gota fría provoca
continuos aguaceros
e inundaciones de la historia,
catástrofes regionales.

Los vientos de bochorno
barren y empieza otra vez
la siembra incandescente,
la atmósfera cargada adormece.