Ella, por motivos laborales, viaja mucho. Él, por su profesión, no la puede acompañar. Pasaron las últimas Navidades lejos el uno del otro y él espera que este tan solo sea un año más. Ella, sin embargo, tiene algo preparado, que ha guardado a buen recaudo sin contar.
Él ya tiene todo pensado: la cena, la televisión de fondo y todo lo demás, aunque mantiene el móvil a su lado, esperando que empiece a sonar.
Ella, mientras tanto, habla poco, centrada en lo que hará al llegar. Saca con mimo del bolsillo una foto y le planta un beso para ensayar.
Él la cena ya ha comenzado, cuando escucha el timbre vibrar. Se acerca, intrigado, todavía terminando de masticar.
Al abrir se queda callado, pues apenas es capaz de pensar. De pie, allí a su lado, está quién en su día le enseñó a amar.
Emocionado, se lanza a sus brazos sin pensar. Y es que su persona favorita en el mundo ha vuelto a casa por Navidad.
