Plumas al cierzo

Villancico de los dos pastores

A Belem han llegado
dos pastorcilllos
para traerle leche
y miel al Niño.

El Niño los contempla,
los mira el Niño
y les pregunta de
dónde han venido.

Los pastores le dicen 
que son amigos
de dos pueblos pequeños, 
casi vecinos.

El Niño, que todito
lo curiosea,
pregunta por sus nombres
y el de su tierra.

-Yo me llamo Yaser,
soy palestino.
-Y yo me llamo Ariel
y soy judío.

El Niño no ve luces 
en sus pupilas,
e indaga por la falta
de su alegría.

Le responden los niños
que han hecho un muro
que ha partido de golpe 
en dos su mundo.

Y el Niño les responde
iros en paz
que ningún muro puede
con la amistad.

Dos pastores regresan
por un camino
y a sus ojos sin odio
ha vuelto el brillo.

Pepe Alfaro Calvo