Pasividad: Un Círculo Vicioso

Para romper el círculo vicioso hay que acabar con el aplazamiento y la inactividad y para eso sólo es necesario comenzar con pequeños, pero valiosos pasos:

1º Comprometerse firmemente con uno mismo y reconocer la necesidad de ayudarse.

2º Valorar las actividades que sí se realizan. Generalmente hacemos cosas aunque no las valoramos. Planchar, cocinar, ir a comprar el pan o ver la TV es actividad.

3º Una buena idea es realizar un horario semanal. Primero pondremos las horas que ya tenemos ocupadas con actividades y después iremos progresivamente haciendo pequeños pasos.

4º No aplazar ninguna actividad que quiera o tenga que hacer. Es importante recordar que las excusas y los “peros” nos llevan a que cada vez nos apetezca menos hacer las cosas impidiendo que podamos salir del círculo vicioso. Si realmente cuesta mucho realizar alguna actividad se puede dividir la tarea en tareas más pequeñas y realizar sólo una parte.

5º Detectar los pensamientos negativos. Antes de realizar alguna actividad es posible que algunos pensamientos negativos nos frenen: “no voy a poder”, “es absurdo intentarlo porque nada puede hacer que mi situación mejore”,” todo es inútil”, etc. Si nos dejamos llevar por estos pensamientos no conseguiremos romper el círculo. Al detectarlo, solo tenemos que tratar de cambiarlos por otros pensamientos más ajustados a la realidad: “es mejor intentarlo que quedarme con las ganas”, “antes me gustaba, ahora seguro que también, sólo tengo que probar”, etc.