Nueva York premia al ejeano Ángel Gil

1256721436.jpg

Ha ganado el Premio Arte y Cultura 2009 de Nueva York ¿Qué supone para usted?

Su palmarés no cabe en un folio ¿Cómo lo ha conseguido?

Es el premio oficial más importante de la ciudad de Nueva York. Me llena de satisfacción porque es el reconocimiento no sólo a mi trabajo (150 producciones) sino al de miles de artistas españoles e hispanos que han contribuido con su gran talento artístico a la vida cultural neoyorquina en "el primer y único teatro bilingüe de la ciudad”, el que yo dirijo (Teatro Thalía).

¿Hay que viajar a Norteamérica para triunfar?

Mi lema es “sin prisa, pero sin pausa”. Tengo claro que sólo la constancia y la determinación lo consiguen todo. En toda mi carrera he corrido riesgos, no he ido a lo seguro, sino que me he enfrentado a desafíos cada vez mayores, desde puestas en escena de teatro clásico al teatro más vanguardista. Tanto es así que me puedo jactar de que soy el único director teatral que ha conseguido representar en el altar mayor de la Catedral de San Patricio de Nueva York y la obra “El Purgatorio de San Patricio”, de Calderón, en 1981 en conmemoración de su Tercer Centenario, y he montado su auto sacramental “El Gran Teatro del Mundo”, en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York.

¿Mantiene alguna vinculación con Ejea?

Para mi “triunfar” es conseguir hacer lo que uno realmente quiere, sea donde sea. Si uno lo puede hacer aquí, estupendo, pero si no uno debe ir a donde pueda realizarse. Empecé a dirigir teatro a los 16 años y en cuanto terminé mis estudios de Dirección Escénica en la Escuela de Arte Dramático de Zaragaza trabajé como ayudante de dirección del Teatro Nacional María Guerrero de Madrid. Investigar y experimentar es lo mío. Por eso abandoné fui a Nueva York con la intención de crear “una auténtica comedia musical española”.

Aterrizé en Manhattan con una beca del gobierno norteamericano para investigar los musicales de Broadway e intentar crear algo similar en España, pero no copiándolos. Yo ví que lo que yo quería crear sólo lo podía hacer en Nueva York, por eso me quedé.