Plumas al cierzo

Nochebuena

Qué afan tenia de mozo
de gozar con los amigos
la Nochebuena en la calle
pasando hambre, sueño y frío.

Recuerdo que tras la Misa
del gallo,en los Capuchinos,
haciamos unas migas
con sebo,ajo y chorizo,
migas que nadie comia
porque nos salia un guiso
que servia solamente
para asfaltar los caminos.
Y, luego, a patear la calle
helados como pinguinos,
si es que estos bichos se hielan,
dándole fuerte y sin tino
a un par de zambombas sordas,
por falta de un buen carrizo.
Qué maravilloso ahora
quedarse junto al hornillo
viendo la television,
gustando los langostinos,
arreándole al turrón,
al brandy o al marrasquino y, saboreando el humo
de unos habanos magnificos.
Lo que sucede,señores,
lo que ocurre,amigos mios,
es que, ¡rayos y centellas!
quien fuera otra vez mocito
para salir a la calle,
pasar de nuevo hambre y frío
y cantarle a la Macaria
un alegre villancico..