Nacimiento y tránsito


Diciembre, nieve en su luz,

ignora que el blanco armiño

aguarda el nacer de un Niño

que ha de morir en la Cruz.

Agua clara en arcaduz,

divino prado labriego,

sólo Dios conoce el riego

que libere al ser humano:

tiende en el Hijo Su mano

al hombre, que lucha ciego.


Aulaga de hiriente mal,

en su ambición desmedida,

el hombre punza la herida

con un venablo infernal.

Clava al costado un puñal

que a modo de lanza fallece

el Hombre en hijo de Dios:

Padre, pues, perdónalos,

su mal, de Tu amor merece.