Los Príncipes de Asturias y de Viana presiden en Leyre la entrega del Premio “Príncipe de Viana” de la Cultura 2013

Gestionar la complejidad

Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias y de Viana presidió el jueves 6 de junio, en el Monasterio de San Salvador de Leyre, el acto de entrega del Premio “Príncipe de Viana” de la Cultura 2013, concedido por el Gobierno de Navarra, y que en esta edición ha recaído en el filósofo Daniel Innerarity Grau.

El acto ha comenzó a las 11,30 horas en el Patio de la Hospedería, presidido por Don Felipe y Doña Letizia, y con la presencia del premiado, la Presidenta de Navarra, Yolanda Barcina; los miembros del Gobierno, el secretario de Estado de Cultura, Josemaría Lassalle, las principales autoridades políticas e institucionales de la Comunidad Foral, los miembros del Consejo Navarro de Cultura, y familiares y amigos de Daniel Innerarity.

La presidencia del acto se dispuesto en el muro norte de la iglesia abacial, adornado con el pendón heráldico del Principado de Viana. Una vez que Don Felipe y Doña Letizia llegaron junto a sus sitiales, la Banda de Trompetas y Timbales del Gobierno de Navarra ha interpretado el Himno Nacional de España y el Himno de Navarra.

El valor social del conocimiento

Seguidamente, la Presidenta Barcina realizó una alocución en la que ha agradecido la presencia de los Príncipes y elogiado la figura artística y humana de Innerarity, de quien ha subrayado su pasión por el conocimiento como instrumento esencial para alcanzar una sociedad mejor.

Barcina destacó el prestigio internacional del galardonado como ensayista y sus valiosas reflexiones sobre la realidad social que hoy nos toca vivir. “Afrontamos una contingencia histórica, probablemente el mayor reto político desde la transición en España –explicó la Presidenta-. La magnitud y velocidad del cambio social que se está produciendo nos ha sorprendido a los representantes políticos con el pie cambiado y el discurso caduco. Como bien dice Innerarity, “casi todos los diccionarios políticos han envejecido aunque sus conceptos sigan utilizándose”.

Posteriormente, aludido a que es, sin embargo, “nuestra responsabilidad y nuestro deber saber gestionar ahora estas complejas contingencias”, añadiendo que pese a que todos coinciden en la necesidad de transformar la política, no existe acuerdo al proponer alternativas eficaces: “Y vuelvo a citar a Innerarity, cuando reconoce que es relativamente fácil registrar que algo ya no funciona, pero las cosas se complican cuando se trata de aventurar qué lo va a sustituir”, ha afirmado.

Barcina subrayó también la idea de que la transformación de la política “no puede derivar en la muerte de la misma sino en devolverle la dignidad. Por ello, la transformación política “no puede consistir en suplantar la voluntad de los ciudadanos expresada en sus instituciones”, ni “venir de la mano de movimientos populistas y totalitarios, ni tampoco por parte de aquellos que nunca han creído en ella”.

Ha sostenido que Navarra es una Comunidad plural y diversa y que este premio 2013 es, de hecho, “un reconocimiento a la pluralidad, la convivencia, al respeto y a la visión integradora y no excluyente”.

Finalmente, invitó a sus Altezas Reales a asistir al próximo Premio Príncipe de Viana de la Cultura que cumplirá su 25 aniversario y al que –según ha adelantado- se intentará reunir a todos los premiados y “recordar a quienes no podrán venir, como el querido Alfredo Landa, que todos recordamos con el más profundo afecto”.

Tras las palabras de la Presidenta, la Escolanía del Orfeón Pamplonés, dirigida por Juan Gaínza Berro, interpretó “Szellö zúg” (la brisa suena), canción del compositor húngaro Bardos Lajos.

Tras esta interpretación musical, la directora general de Relaciones Institucionales del Gobierno de Navarra, Fátima Baigorri Romero, dió lectura al decreto foral de concesión del premio a Daniel Innerarity, quien ha accedido al estrado y recibido de manos de Don Felipe el diploma acreditativo del premio.

Posteriormente, los asistentes escucharón las palabras de Daniel Innerarity, Premio Príncipe de Viana 2013, que iniciaron su discurso agradeciendo este galardón.

Tras reconocer la talla de sus rivales, Innerarity ha comentado que este premio no va dirigido tanto a su persona como al papel que el conocimiento está llamado a desempeñar en la sociedad. “Reconocer el conocimiento implica valorar ciertas actitudes como la constancia, la modestia, el espíritu crítico, la disposición al diálogo y la búsqueda de la verdad, fundamentales para la convivencia”. Un conjunto de valores que son “todo lo contrario de ese encadenamiento fatal de mezquindad y estupidez colectiva que nos ha traído hasta esta crisis económica. A la vista del actual desastre económico, hoy tenemos más argumentos para sostener que una sociedad es más libre, e íncluso más próspera, cuanto mejor es su conocimiento”.

Se centró posteriormente en enunciar los tres principales desafíos que, a su juicio, tiene la sociedad: la transformación de nuestra cultura política, el valor del pensamiento para la convivencia democrática y la necesidad de construir una sociedad más respetuosa con su pluralidad y más integrada.

Palabras de Don Felipe

Así, subrayó que “la política tiene que hacerse de otra manera, con otro estilo y otras prioridades”, inisitiendo en que “no estamos solo ante problemas de gobernabilidad sino en medio del agotamiento de una cierta cultura política”. Según ha señalado, la ciudadanía requiere que los sacrificios que la sociedad está haciendo se inscriban en un marco de justicia. “Es verdad que no hay soluciones milagrosas pero debe haberlas al menos justas”-ha dicho-.

En cuanto al valor del pensamiento para la convivencia democrática, Innerarity ha defendido la necesidad de “abandonar la técnica del regate corto y hacer política con grandeza”, pues la sociedad no entiende la incapacidad de sus líderes para configurar acuerdos más amplios, ante las enormes dificultades y la desesperación de tantos ciudadanos.

El galardonado ha defendido también la necesidad de modificar el modo en que nos relacionamos entre nosotros y valoramos nuestras diferencias políticas, algo en lo que tenemos, a su juicio, mucho que mejorar: “La convivencia se hace muy difícil cuando nos dedicamos a etiquetar a los demás y buscamos en todo momento la confirmación de nuestros prejuicios que excluyen, abierta o sutilmente, a quien es diferente”.

Y ha añadido: “Tenemos que construir una sociedad más respetuosa con su pluralidad interna y más integrada”.