Ésta es una de las conclusiones a las que se pudo llegar, después de escuchar la excelente charla, de Antonio Castillo, periodista de TVE, sobre "La influencia de los medios de comunicación". Dentro del ciclo de conferencia Conoce Tu Sociedad organizado por el Centro Cultural Almazara que tuvo lugar el pasado 14 de febrero en el palacio Decanal de Tudela. Castillo dio cuatro pinceladas sobre los medios de comunicación. Habló sobre cómo se miden las audiencias, la repercusión de Internet, la influencia de la televisión en nuestras vidas "con datos sorprendentes" y, por último, dio una visión más filosófica. Empezó planteando una pregunta, "¿hasta dónde los derechos e intereses en los medios de comunicación? Porque el artículo 20 de la Constitución Española habla del derecho a la información, que colisiona frontalmente con otro artículo, el 18.1, donde está el derecho al honor, a la intimidad, y a la propia imagen", contó. Advirtió del peligro que supone para la humanidad el consumo, ligado a la producción y la publicidad. Castillo dio datos sorprendentes del uso erróneo que a veces hacemos de la televisión. "Da una imagen de la vida más agradable y con menos problemas que la vida real, y lo hace para engancharnos, conquistarnos, llamar nuestra atención. La televisión hace que la gente se cree falsas necesidades y eso afecta, principalmente, a los menos dotados económicamente y les crea frustración. Además, postula que la felicidad se consigue con el éxito y el éxito significa bienestar económico y social". Tiene algo positivo, prosiguió, los niños que más aprovechan la TV y los conocimientos de la TV, son los que luego los aplican a sus juegos y a su vida, y estos niños son de clase social baja, y eso se debe a que los padres les han enseñado a diferenciar entre realidad y fantasía o ficción, porque ellos son muy impresionables y tienden a creer que todo lo que ven en TV es real. Los niños que ven demasiada TV están en mayor riesgo de sacar malas notas, leer menos libros, hacer menos ejercicio físico, y lo que es más sorprendente, entrar en sobrepeso, concluyó Antonio Castillo.
