Tudela

El origen de la devoción a Santa Ana

Como todos los temas no tangibles, es difícil precisar desde qué momento existe en Tudela la devoción a Santa Ana. 

Procesión Santa Ana 2015 (Foto El Hijo de la Carmen) retocada La Mejor
photo_camera Procesión Santa Ana 2015 (Foto El Hijo de la Carmen) retocada La Mejor

La primera referencia de celebrarse su fiesta la tenemos en el siglo XIII, concretamente al año 1270, fecha de la muerte del rey de Navarra Teobaldo II, que en su testamento tiene una cláusula dejando 20 sueldos sanchetes a pagar del peaje de Tudela. 

Dice textualmente: 

«Dejamos igualmente veinte sueldos de renta del dicho peaje (se refiere al peaje de Tudela) el día que celebrasen la fiesta de Sta. Ana». Este texto, tan parco en detalles, nos muestra claramente que ya en este siglo se celebraba en Tudela la festividad de la santa, de lo que podríamos inferir, que nuestros paisanos, aunque no fuese nombrada patrona hasta 1530, ya le tenían una devoción especial.

Muy pocos años después consta también una cofradía bajo la advocación de Santa Ana. En el archivo de Sta. María veo citada esta cofradía por primera vez en el año 1314. 

En 1448, por un testamento, conocemos la existencia en la iglesia de Sta. María de Tudela de una capilla, con un retablo pintado hacía poco tiempo, dedicada a Santa Ana. 

En el año 1501 el obispo de Hipona comisionado del de Tarazona concedió 1.000 días de indulgencia a los que visitasen y diesen ofrendas el día de Sta. Ana.

Fue Teobaldo II quien concedió al cabildo tudelano una pitanza o donación con motivo del aniversario de la fiesta de Santa Ana, dádiva que perduró hasta después incluso de la conquista del reino de Navarra. Confiscado el reino, el cabildo continuó cobrando el aniversario y pitanza de Sta. Ana donado por Teobaldo II. En el año 1520 encuentro una Real provisión para que pagasen al cabildo los 70 sueldos que el rey Teobaldo había dejado a sus canónigos el día de su aniversario y en el de la gloriosa Sta. Ana.

Se pagó de nuevo en el año 1530 y en octubre de 1546 el cabildo dio poder a su canónigo Antonio de Eguaras y a otros más para cobrar de Pedro Valles, tesorero del rey don Carlos para cobrar las cantidades que se le debían desde 1530 hasta 1546 por este aniversario y fiesta de Sta. Ana.

Santa Ana libró

a Tudela de una peste

Resulta curioso que este año 2020 que la ciudad ha sufrido una epidemia con muy diversos número de muertos, se cumplan casi quinientos años de otra epidemia que sufrió Tudela en la que los tudelanos se encomendaron a Santa Ana y el Ayuntamiento prometió hacer patrona de Tudela a Santa Ana si libraba a la ciudad de la peste. Fue en el año 1530 cuando se acogió Tudela su intercesión, prometiendo la celebración de una fiesta anual el día 26 de julio, si Tudela era librada de la enfermedad.

Librada ya Tudela de la epidemia de peste, la ciudad proclamó por su Patrona a la gloriosa Santa Ana, por auto público, que se otorgó en la sala mayor del Ayuntamiento, ante el notario Diego de Frías, el día 7 de mayo de 1530.

Todos los tudelanos con el Ayuntamiento a la cabeza acudieron el día 21 de junio a la catedral a una misa solemne que se llamó «misa de la salud». Una vez finalizada ésta, el Ayuntamiento en el altar mayor firmó un voto en nombre de la ciudad, pidiendo la intercesión de Santa Ana. 

El nombramiento de Santa Ana como patrona, aumento la devoción de los tudelanos a la madre de la Virgen y así vemos como en el año 1531, en la parroquia de la Magdalena se hace una capilla dedicada a Santa Ana en vista de la devoción a la santa, que se había propagado por la ciudad. 

Es a partir de estos años, cuando vemos aparecer en los libros de cuentas municipales anotaciones de gastos, por diversos festejos, aunque lo cierto es que falta todavía tiempo para que podamos hablar de la celebración de fiestas patronales tal y como hoy las conocemos. Las corridas de toros en estos años se hacían el día 1 de agosto, festividad de San Pedro Ad-víncula, fecha en la que todos los años se cambiaba el Ayuntamiento en la ciudad. 

Es en el siglo XVII cuando se consolida el hecho de la celebración de las fiestas en honor exclusivo de Santa Ana, olvidando cada vez más las de San Pedro Ad-víncula. Para finales del siglo vemos ya muy claramente como el día 25 de julio se celebraban las vísperas de la patrona y cómo seis gigantes juntos con dos enanos, lo que hoy conocemos como cabezudos, y un caballito, bailaban junto a ocho danzantes en la plaza de Santa María, esperando que bajase el Ayuntamiento para acompañándole a la catedral, donde tenía lugar la ceremonia religiosa conocida como Vísperas. Era, como hoy es el cohete, el principio de las fiestas. Después de la ceremonia religiosa y cantada ya la salve, los regidores y en algunas ocasiones el cabildo, salían de la catedral y se dirigían al ayuntamiento, donde desde el balcón presenciaban una corrida de toro ensogado, espectáculo salvaje que en algunos lugares de España ha perdurado hasta el siglo XX.

Al día siguiente se iba a la catedral, a la misa solemne en la que el Ayuntamiento contrataba un predicador, que loaba la vida de Santa Ana. Una vez terminada la misa comenzaba la procesión, a la que acudían todos los tudelanos, como se sigue haciendo en la actualidad. Por la tarde y dependiendo de los años, se celebraba un nuevo espectáculo taurino, aunque normalmente el espectáculo taurino importante de las fiestas era el día 27, al que acudían tanto los regidores municipales como el cabildo.

Cuando ya las corridas se hacían en la plaza de los Fueros, el Ayuntamiento salía de la casa consistorial a las tres de la tarde, donde les esperaban los gigantes y en carrozas, prestadas por distintos nobles de la ciudad, acudía a la casa consistorial de la Plaza Nueva, saludando al cabildo, que se acomodaba en el balcón del hospital. Acabada la corrida con su ágape a mitad del espectáculo, se hacía el toro de fuego y posteriormente, todavía a la luz del día, se hacían las llamadas «comedias», que no eran otras cosas que interesantes representaciones teatrales.