María Teresa Jiménez Segura: “No tengo un recuerdo malo de Navidades”

María Teresa Jiménez Segura, Abuela de Tudela, con sus nietos
Teresa Jiménez fue la Abuela de Tudela durante las fiestas de Santa Ana este 2019 y volvemos a hablar con ella para conocer cómo vivía las navidades y cómo las vive ahora.

Hace casi 5 meses, la Peña Moskera homenajeaba a Mª Teresa Jiménez Segura como la Abuela de Tudela 2019. Hoy volvemos a juntarnos con ella para conocer de primera mano cómo vive las navidades y cómo han cambiado desde que naciera hace 76 años en Cintruénigo.

De aquellas primeras navidades hay algo que no olvida, uno de esos regalos de la infancia que llegan con ilusión y desaparecen por la cabezonería de una niña. “Me regalaron una muñeca muy grande, casi tanto como yo, y yo me la quería llevar por ahí. Mi madre me repetía “que no la saques, que va a llover”, y toma que si llovió que no volvió la muñeca. ¡Cómo llovió aquel día! En aquellos tiempos eran todas las muñecas de cartón puro y la pobre no me duró nada. Y mira que era bonita”, lamenta Jiménez, quién ríe ahora al recordar aquella escena. “Tenía más miedo de cuando volviera a casa y escuchar a mi madre. Me tocó comerme la muñeca 100 veces”, confiesa.  

Por aquella época les tocaba comer más carne que otra cosa, porque el marisco y el pescado no se veía casi. “Por la noche hacíamos asado, bacalao y langostinos tampoco faltaban. No nos podemos quejar porque comíamos muy bien”. 

De aquel entonces, lo que recuerda con más cariño es que, después de cenar, se iban a casa de una tía y allí se ponían a cantar villancicos, bailaban y visitaban las casas de los vecinos, “era otra cosa”, recuerda. “Antes era muy especial porque pasábamos por las casas, cantabas villancicos, tocabas con las panderetas que nos hacían nuestros padres con la piel de cordero y la hoja de una verza”.  

Tampoco olvida la primera vez que vio una caja llena de turrones. “Mi padre tenía un amigo de la guerra y nos mandó una caja de turrones. Yo no había visto nunca una caja tan llena de turrones. Nosotros estábamos acostumbrados a tener lo justo”. También recuerda la odisea que le resultó a aquel amigo encontrar su casa para el envío. El repartidor lo dejó en la entrega de paquetes para que fueran ellos los encargados de buscar y entregar a los destinatarios. “Cuando llegó el paquete, mi padre hasta lloraba. Eran unos amigos muy especiales, uno de Pamplona y otro de San Sebastián”. Reconoce que no tiene ningún recuerdo malo de navidades.

Con el paso de los años Jiménez cree que las navidades han cambiado a mejor. “No sé si es porque ahora no te falta de nada, pero ahora hay más comida”. Ahora lo que más le gusta de las navidades es pasarlas con la familia. “El 24 y 25 lo pasamos en Tudela y Nochevieja y Año Nuevo en Zaragoza porque a las nietas ya les gusta salir. Nosotros nos quedamos en casa con el bingo y la baraja de cartas hasta las 2 ó las 3 de la mañana”. 

Pese a la muerte de su marido hace ya unos años, Teresa Jiménez sigue manteniendo una tradición muy especial: todos los 6 de enero, con motivo de su aniversario de bodas, invita a la familia a comer en un restaurante. ”A mi marido se le echa mucho en falta, pero por suerte tengo una familia maravillosa”.

Para este 2020 que se aproxima le pide que, como mínimo, sea igual que el 2019. “No pido más que estar como estoy, ha sido un año muy bonito”.