Tudela

Un santo tudelano musulmán en Tombuctú

Situación actual de la Mezquita de Sidi Yahya

¿Sabías que un tudelano se convirtió en el patrón de los 333 santos de Tombuctú? Se trata de Sidi Yahya al-Tudeli al-Andalusi, un místico y poeta que vivió en el siglo XV y que fue el imán de la mezquita más importante de la ciudad africana

Sidi Yahya Al-Tudeli Al-Andalousi. (Tudela, 1400 – Tomboctú 1468). “Sidi” no es en realidad un nombre, sino un apelativo de respeto que viene a significar “Mi Señor”. En general, en lengua árabe el uso del posesivo al apelar a una persona sirve para indicar respeto, admiración o amor. Esta expresión, Sidi, es el origen del término “mío Cid”, aplicado al Cantar inspirado en la vida de Rodrigo Díaz de Vivar. Por su parte, Yahya sí es un nombre propio, y se suele traducir como Juan.

Este místico tudelano formaba parte de la población “mora”, “mudéjar” o “morisca” -en definitiva, musulmanes, que se mantuvo en el valle del Ebro tras su conquista por Alfonso I “el Batallador” en 1120, hasta que tras la conquista de 1512 Fernando “el Católico” extendió al reino conquistado su edicto de 12 de febrero de 1502, que obligaba a los moriscos a elegir entre el bautismo y el destierro. Esta imposición supuso la práctica desaparición de las comunidades musulmanas en Navarra.

Parece ser que pronto se trasladó a vivir a Andalucía y de ahí le viene el segundo sobrenombre por el que es conocido, “Al Andalousi”. Murió a orillas del Niger en 1468.

Vivió exiliado al Magreb en el reino de los merinidas, viviendo en Chinguetti, cerca de un oasis mauritano donde paraban las caravanas que atravesaban el desierto para ir a Sudan.

Al-Sadi y Mahamud Kati constatan en sus respectivos libros la fama de Sidi Yahya de ser un verdadero santo y buen poeta místico, poseedor de la baraka o bendición del Altísimo, merecida por su vida ascética y piadosa, además de proceder de la misma familia del Profeta, la de los coracitas, que lo convertía en un jerife (descendiente del Profeta).

Tombuctú, en Mali, es ‘la ciudad de los 333 santos’

Cuando gobernaba en Tombuctú Mohamed Naddi (1343-1465) el contexto era de paz y quería atraer a la ciudad a sabios y hombres piadosos que hicieran a la ciudad mejor y más famosa y quizás por ello en 1440 mandó buscar a Sidi Yahya a su refugio de Chinguetti para que fuera el imán de la mezquita construida 40 años antes, por un rico comerciante y que había estado vacía durante ese tiempo.

También existe una leyenda, que cuando construyeron la mezquita en 1400 la cerraron y escondieron las llaves afirmando que 40 años después aparecería un santo varón de raza blanca “venido del norte” que encontraría las llaves y que sería el imán.

Sidi Yahya vivió en Tombuctú sus últimos 28 años con una ejemplar conducta piadosa y ascética, verdaderamente santa, que le hizo ser considerado el patrón de los 333 santos que había en la ciudad. Desde su cátedra de la mezquita fue un maestro de la poesía mística, se dedicó al comercio y a la astrología prediciendo desde el clima, hasta la muerte en numerosas ocasiones.

Sidi Yahya murió probablemente en 1468 siendo enterrado bajo el alminar principal de su mezquita, pasando a ser su mausoleo. Su fama de santidad despues de muerto creció sin parar, invocándose su nombre en forma de jaculatoria porque le consideraban muy cerca del Altísimo en el Paraiso. Llegó a convertirse en la verdadera referencia espiritual de Tombuctú y su mezquita en un lugar de peregrinación religiosa, donde se celebraba el maulud, cuando los fieles circunvalaban tres veces como parte del ritual que conmemoraba el nacimiento y bautismo del Profeta. También era un espacio para tratar temas profanos. En esa mezquita se firmaban contratos comerciales, se desposaban muchas parejas o acudian las caravanas para grabar su nombre en las placas de sal que portaban, creyendo que el santo bendecía estas operaciones desde el Paraiso y haría llegar las mercancías con seguridad a sus destinos. También su nombre se invocaba para que lloviese o dejara de hacerlo o para que erradicase de la ciudad cualquier que se cerniese sobre ella, para que realizara algún milagro o para que ayudara a descubrir las respuestas a las preguntos que uno buscaba. Ante su tumba rezan los estudiantes que memorizan el Corán, las casadas que salen de la casa conyugal tras el primer año de matrimonio, van también a rezar ante su tumba y se realiza el juramento sobre el Corán en los casos judiciales más complicados ante su tumba y su nombre se invoca ante cualquier viaje o labor que suponga asumir riesgos importantes.

Para muchos habitantes de la ciudad era una costumbre pasarse todos los dias por el mausoleo pensando que eso le traería buen suerte para ese día. Debido a esa ferviente adoración por este santo, considerada herética por el Islam más ortodoxo, el mausoleo ha sido atacado en varias ocasiones, la última el 2 de julio del 2012 sufrió un ataque yihadista destruyendo la puerta de la mezquita de Sidi Yahya, patrimonio de la Humanidad desde 1988. La ciudad fue recuperada 9 meses después por el Ejército de Malí y la mezquita ha sido restaurada en octubre de 2015.

Poco sabemos del pasado de este personaje así como de la razón que le llevó a tantos kilómetros de distancia de su Tudela natal. Puede estar relacionado con un empeoramiento general de la situación de los musulmanes navarros desde finales del siglo XIV, que justificaría su ida a Andalucía. Últimamente se está estudiando la historia de numerosos musulmanes andalusíes, expulsados de sus lugares de origen y que fueron estableciéndose en Tombuctú, siendo la relación entre Tombuctú y Al-Andalus larga y profunda, pese a la distancia entre ambos lugares. En todo caso, sabemos que fue comerciante, poeta místico del que se leen todos sus poemas en las mezquitas durante cuarenta noches en la Navidad musulmana y maestro llegando a ser muy querido y admirado en Monbuctú.

En el libro ‘Y por siempre caeremos en el olvido’ así como en ‘De Toledo a Tombuctú. Un camino de manuscritos’se hace referencia a Sidi Yahya.