Tudela

“Creo que es inmejorable la salud literaria de Tudela y su Ribera”

Pepe Alfaro es uno de los escritores más reconocidos de la Ribera

Hablamos con el escritor ribero de su infancia, de la Navidad y, sobre todo, de literatura. 

Pepe Alfaro es ahora un jubilado de magisterio que se dedica a escribir y a ayudar a escritores con pequeños talleres literarios, encuentros con escolares, charlas en la Universidad... “Ese tiempo que mientras trabajamos no podíamos tener, ahora lo vamos recuperando”, dice el escritor ribero.

¿Cómo acaba un cortesino en Tudela?

Mi madre vino a Cortes para que naciera allí, porque allí vivía mi abuela. Mi padre era Guardia Civil y, después de Barcelona, vinimos a Navarra y nos tocó estar en Fustiñana, Arguedas, Leitza...  allí fue ya cuando se jubiló. 

Antes de cumplir los diez años, estando en Arguedas, ya me alisté en los Escolapios y allí estuve durante nueve años. Hice la filosofía eclesiástica completa y luego ya me salí. Mi madre ya vivía entonces en Cortes, pero lo cierto es que yo he vivido más bien poco en Cortes.

Siempre se ha dicho que las materias de matemáticas y lengua están reñidas. Sin embargo, ha sido profesor de matemáticas y escritor.

Es uno de los errores en Occidente. Estamos acostumbrados a parcelar la vida de tal manera que por un lado va el cuerpo, por otro lado va el alma; por un lado van las ciencias, por otro lado van las letras; es un grave error porque todo esto va junto. 

Siempre defiendo que lo importante es un tema transversal, que es el ritmo. El ritmo está en las matemáticas, está en el lenguaje, está en la música, está en la pintura, está en el teatro, en todas las artes. Y cuando se consigue ese ritmo, se da uno cuenta de que todo es lo mismo.

¿Cuántos libros y premios tiene en su currículum?

Libros tengo publicados 15 ó 16 y premios en torno a unos 90.

Al principio uno se presenta a los premios porque quiere saber si lo que escribe vale y como se presentan bajo plica de manera anónima te sirve porque los amigos y la familia te dicen que escribes muy bien. Pero eso es de oficio que te lo digan. 

Una vez que ya empiezas le coges cierto vicio. Yo he hecho una especie de turismo poético con mi familia al ir a recoger los premios.

¿Tiene algún proceso de escritura concreto?

La escritura es muy complicada. Escribo habitualmente poesía, relato y artículos literarios con un fondo generalmente social y político. Entonces tengo que tener mis rutinas.

Antes perdía mucho tiempo porque empezaba muy pronto, ahora no. Si tengo que mandar un artículo el lunes lo escribo el domingo por la noche y el lunes por la mañana lo repaso. Creo que es la manera de no estar continuamente implicado constantemente en los escritos.

En cuanto a la poesía, es algo que surge a veces de las propias lecturas. Es como esa gasolina que te va llenando y luego tú tienes que vaciarla. 

Y el relato, que a mí me encanta, surge de las anécdotas que tú vives o te cuentan. Es decir, todo es susceptible de llevarlo a la literatura.

¿Tiene en la recámara alguna obra para publicar en el próximo 2020?

Sí, siempre. Siempre publicó obras, ya sean conjuntas o particulares. Siempre me gusta publicar alguna obra, sobre todo de literatura infantil. El 50% de mi obra está dedicada a la literatura infantil, así que siempre tengo en la recámara proyectos, obras terminadas, obras que tengo que repasar... en fin, tengo un poquitín de todo.

Hablando de literatura y Navidad, ¿le gustan los villancicos?

Me encantan los villancicos populares, sobre todo los que recogió Lope de Vega del acervo popular. Además, mi amigo Juan Colio y yo teníamos la costumbre de felicitar las navidades y lo hacíamos cada año con un villancico.

Antes de morir, me dijo “tendríamos que hacer un libro de villancicos juntos, de tal manera que nuestros nombres vayan en el principio del libro y nadie sepa cuál ha escrito quién”. 

En el 2013, cuando se cumplía el centenario de su nacimiento, publiqué ese libro y sentí mucho que no lo pudiera ver. Lo hice con muchísimo cariño. Incluso hay villancicos que están hechos al alimón. Es decir, que una estrofa hacía uno y otra la hacía el otro. Lo titulamos ‘De miel y de hiel’. El título ya lo habíamos elegido porque hay villancicos que parece que son un pequeño juego. Pero, además de ese villancico dulzón de la Navidad, no podemos olvidar que el nacimiento de Jesús tuvo mucho de tragedia. Fue un emigrante palestino desplazado que tiene que nacer en el pesebre de un portal destartalado. Y entonces queremos también meter el dedo en ese tema social. Por eso es Villancico de miel, pero también de hiel.

¿Cómo vivía la Navidad cuando era niño?

La Navidad de niño tenía sus cosas. Siempre tenía la esperanza de los reyes, quienes siempre nos regalaban lo mismo: un estuche de dos pisos con  unas pinturas Alpino. 

¿Cómo la vive ahora?

Familia y amigos. Con la familia en Nochebuena, Nochevieja y Reyes y con los amigos el 5 de enero; un poquitín de todo.

¿Qué tienen de especial estas fechas?

Las rutinas de juntarte con la familia, el preparar ese villancico para felicitar a los tuyos. Tengo una serie de tarjetas que son amigos y por circunstancias de la vida no los puedes ver nunca, pues al menos una vez al año les envío mi tarjetita con una acuarela que yo les pinto para que me recuerden en Navidad. Algunos me llaman y así nos escuchamos una vez al año.

Tiene un poquitín de eso, el buscar esos recuerdos que durante el año a veces no tienes tiempo. 

Además de escritor, es jurado en varios concursos. ¿Qué tal es la salud literaria de Tudela y la Ribera?

Yo creo que es inmejorable, buenísima. Cuando empezamos con Traslapuente, antes del los 90, estábamos cuatro gatos porque no encontramos a nadie más. Luego ha habido una efervescencia y muchos escritores que salieron de unos talleres de escritura que dábamos se unieron a nuestro grupo literario Traslapuente.

También han surgido el Club de la rima, librerías como Mazos o Letras de a la taza que hacen sus cosas y también están muy presentes. 

¿Podemos decir que ahora se lee y se escribe más que antes?

Yo creo que sí. Leer indudablemente se lee muchísimo más. No solamente en casa, también en las bibliotecas y los clubs de lectura hacen su parte importante; pero también la gente se lanza más a la escritura. 

También hay que decir que hoy en día es más fácil publicarlas. Se pueden hacer incluso autoediciones y la verdad es que la gente se anima mucho más. Y bienvenida sea.

¿Alguna recomendación literaria para estos días?

Es difícil. Podría recomendar los últimos libros que he presentado.

‘La sangre equivocada‘ de Rosa Blasco. Es un libro interesante en torno a 1930 en el bajo Teruel. El último libro de Dolores Redondo, que indudablemente ya es un éxito. También ‘El último celtíbero’ de Agustín Tejada. Un libro magnífico basado en el asedio romano de Calahorra. ‘Un ciervo en la carretera’ de Alberto Domínguez. Este es un librito de cuentos. Además tengo que presentar un par de libritos de poesía. 

Hay lectores para todos los gustos, pero leer a los cercanos siempre tiene de interesante que puedes incluso llegar a hablar con el autor, que te lo dedique. Yo siempre digo que un libro dedicado vale doble.

A mí me sigue gustando la poesía. Suelo leer mucha poesía, sobre todo, infantil. 

García Lorca sigue siendo mi poeta preferido. Lo descubrí con quince años y me marcó muchísimo. Me aprendí muchos poemas de memoria y aquello te marca.

Un deseo para el 2020.

El deseo es más social y político. A mí me gustaría que la clase sencilla, los de andar por casa, estuviesen en el poder y los poderosos se dedicasen a otra cosa, porque este mundo es de navajazos por todos los lados. Hay gente que, por ejemplo, todavía no reconoce todo el papel de la mujer en la sociedad o que le está costando mucho en el tema de favorecer la ecología. Ponerse de acuerdo en gobernar un país no tiene que ser tan complicado. 

Parece que el homo sapiens que bajó del árbol hasta llegar a hacer un renacimiento, una revolución, es el que ahora está volviendo a las cavernas, mirándose el ombligo, pensando que somos diferentes cuando tenemos las sangres mezcladas. 

En fin, un poquitín de cordura, de humanidad y basándonos sobre todo en lo que nos une y no en lo que nos separa. Ese sería mi mensaje.