El 5 de Octubre de 1.600 se incendiaron las villas de Huarte Arakil y Etxarri-Aranatz. En Huarte la población quedó completamente calcinada, incluida su iglesia que fue reducida a cenizas. Sorprendentemente se salvaron del fuego únicamente el Sacramento y varios vasos sagrados.
Durante la Edad Media, y a pesar de que el cristianismo ya había penetrado profundamente en Euskal Herria, el culto a los muertos conservaba todavía reminiscencias ancestrales. Una de las más notorias era la de las tumbas en las iglesias, cuyos ábsides estaban orientados hacia el este, es decir hacia la salida del sol. Esta orientación era la misma que en los enterramientos en dólmenes dos mil quinientos años antes.
Hasta la canonización de Íñigo de Loiola por el papa Pablo V en 1622, la mayor parte de Guipuzkoa tuvo por patrón a San Fermín. El resto del territorio, en la zona de Arrasate, tenía por patrones a San Emeterio y Celedón, degollados en Calahorra en el año trescientos de nuestra era.
En Oviedo (Asturias) se encuentra la parroquia de Álaba que, en el año 1700 se escribía con b y doscientos años después con v.
