La contaminación del agua es un problema que afecta a todo el mundo, y la situación en Biel, Aragón, es un ejemplo de ello. La contaminación del agua potable, especialmente por nitratos procedentes de la agricultura y la ganadería, es una preocupación creciente en muchas regiones.
Recientemente, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha condenado a España por no prevenir activamente la contaminación del agua, incumpliendo la directiva europea sobre la protección de las aguas contra la contaminación por nitratos de origen agrícola y ganadero.
En Aragón, los gobiernos central y autonómico no han cumplido con la obligación de designar como zonas vulnerables las áreas de captación de agua por escorrentía o infiltración. Tampoco se han establecido todas las medidas obligatorias necesarias en los programas de acción de Aragón ni las medidas adicionales o reforzadas necesarias en relación con la contaminación por nitratos y purines.
En el caso específico de la comarca de las Cinco Villas en Aragón, se ha detectado un aumento preocupante de nitratos en los ríos Arba de Biel, Arba de Luesia y barrancos adyacentes, todos ellos afluentes de estos, aguas abajo de la granja porcina existente en el término municipal de Biel. Estos datos se han constatado gracias a los controles realizados por el Ayuntamiento de El Frago, que encargó un estudio y controles de agua a empresas cualificadas y debidamente acreditadas para la obtención de muestras y su análisis.
Ante esta sanción europea y la inacción de las administraciones responsables, el Ayuntamiento de El Frago ha reclamado que se deniegue cualquier permiso en la zona para instalar o ampliar explotaciones intensivas de ganado porcino. También ha pedido la revisión de los permisos concedidos para garantizar el cumplimiento de la normativa europea.
Es importante recordar que en la cuenca del Arba de Biel se pretende instalar una macrogranja porcina que captaría más de 28.800 m3 de agua, cuando la granja ya existente tiene concedidos menos de 1.000 m3. Autorizar esta concesión empeoraría la calidad de las aguas e imposibilitaría el abastecimiento a la población, ya que el agua que necesita la nueva granja supone 8 veces más que la que consume el pueblo de El Frago de un río que baja seco.
Este caso pone de manifiesto la necesidad de una gestión sostenible de los recursos hídricos y de una regulación efectiva de las actividades agrícolas y ganaderas para proteger la calidad del agua y garantizar el acceso a agua potable segura para todos.
