Tarazona

Waldesca Navarro: "La reapertura de la Catedral ha supuesto un hito para la ciudad"

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Siete años al frente del área de Turismo del Ayuntamiento de Tarazona sirven para ser  aún más consciente del enorme potencial de la ciudad de cara al turista. Waldesca Navarro lleva todo coordinando esta parcela de trabajo, y a lo largo de su trayectoria ha vivido la eclosión de un fenómeno de masas como el Cipotegato o la reactivación de la Catedral de Santa María de la Huerta y su entorno.

Navarro, como turiasonense, también respira de la singular simbiosis entre los habitantes y la ciudad, una ciudad encuadrada en un entorno mágico y único como el del Moncayo y sus faldas, ubicación a la que se une un patromonio histórico y arquitectónico de gran valor.

¿Cuáles son los principales esfuerzos del área de turismo del Ayuntamiento en una ciudad con tanta historia y tantos rincones como Tarazona?

Nos interesa que vengan los máximos turistas posibles y nuestros esfuerzos también van dirigidos a que quienes nos visitan quieran repetir. Nuestro trabajo se entronca con la importancia que tiene el sector servicios en la ciudad. Procuramos que siga siendo un motor de desarrollo a través de los excelentes servicios que ofrecen nuestros hoteles, bares, restaurantes y comercios.

En definitiva, tratamos de fomentar y cuidar todo lo que Tarazona puede ofrecer para que el turismo siga creciendo y sea fuente de crecimiento para la ciudad.

Cipotegato, la Catedral, el Moncayo y su entorno... ¿Qué destaca por encima de todo?

Es complicado destacar algo. Es cierto que la Catedral ha supuesto un activo muy importante. Tras más 30 años cerrada, se apostó por su reapertura y remodelación en distintas fases, una remodelación muy importante que ha incrementado muchísimo las visitas a la ciudad. En cuanto a patrimonio, no podemos olvidar los esfuerzos por preservar en buen estado nuestras iglesias y la apuesta por recuperar nuestra judería gracias a la colaboración con la Red de Juderías de España.

Y, por supuesto, sin ninguna duda, la fiesta del Cipotegato es la referencia más importante y el acto que más personas congrega en la ciudad. Desde que fue declarada Bien de Interés Turístico Nacional en 2009, la asistencia de participantes y la presencia de medios de comunicación ha aumentado considerablemente. Si ya estábamos orgullosos del Cipotegato, ahora lo estamos aún más.

¿Cuál ha sido la evolución en el número de visitantes en la última década?

En mis 7 años en el área de Turismo del Ayuntamiento he podido comprobar de primera mano cómo la evolución ha sido positiva. Sobre todo gracias al impulso de la Catedral las visitas de turistas a la ciudad prácticamente se han duplicado. El trabajo del Ayuntamiento ha sido muy importante. Tras el ‘boom’ inicial, la línea es ascendente y continuada y es gracias al esfuerzo que realizamos por promocionar nuestros atractivos.

¿De dónde llegan más visitantes tanto a nivel nacional como internacional?

Si hablamos de España, tradicionalmente quienes más nos visitan son personas de Aragón y también de Madrid, Barcelona y País Vasco. Los porcentajes se mantienen desde hace unos años y se trata sin duda de las tres comunidades autónomas en las que tenemos más gancho. Si hablamos de ámbito internacional, tradicionalmente quienes han tenido más presencia han sido los turistas llegados de Francia, aunque últimamente han aumentado los italianos e ingleses.

¿Cuál es el perfil del turistas que llega a Tarazona?

Suele ser de una media de edad de entre 30 y 45 años, con hijos pequeños, que buscan conocer la ciudad y por supuesto toda la comarca y el Parque Natural del Moncayo. El Moncayo, el Monasterio de Veruela y Tarazona forman el triángulo de puntos de interés más demandados por los turistas que nos visitan.

Por otra parte, un turista tipo que también se deja ver en Tarazona es el que ya conoce la ciudad pero regresa para completar aún más su conocimiento, sobre todo en el caso del patrimonio.

¿Qué mensaje mandaría para que todo el mundo se animara a visitar Tarazona?

Que disfrutarán no sólo de su patrimonio histórico y monumental, sino también de la amabilidad de sus gentes y de su gastronomía. Se sentirán como en casa y muy bien acogidos en una ciudad con muchas cosas por descubrir y en la que se ha trabajado mucho para que sea digna de visitar. Y, en el caso de las fiestas, quien no haya asistido nunca al Cipotegato tiene la oportunidad de vivir un acto único, que realmente merece la pena.