Tudela

Viviendo la fiesta con... Aníbal Izquierdo (Jugador del Lourdes)

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Te tengo que avisar. No suelo estar en Tudela durante las fiestas. Hace ya más de 10 años que me marcho prácticamente todos los días a un apartamento que tienen mis padres a Cambrils. Suele ser la única semana en la que puedo coger vacaciones con mi novia”, señala. Aníbal  Izquierdo llega, en medio de un calor sofocante y luciendo sus gafas de sol, a una terraza de bar de barrio. Del de Lourdes. No en el que vive, pero sí en el que ha crecido, en el que viven sus tías y en el que ha marcado a fuego en su piel el escudo del CD Lourdes, su equipo de toda la vida. Con los verdes ha culminado una temporada para el recuerdo, en la que han consumado el regreso a Tercera División tras cuatro temporadas. Él ha sido uno de los protagonistas y sus 28 goles lo avalan.

“Nunca había tenido una racha tan buena como la de esta temporada”, reconoce el extremo zurdo, siempre inquieto y peleón sobre el césped. Junto a Álex y Youssef ha formado un triplete de ensueño para la afición del barrio y de pesadilla para las defensas rivales. “Un poco en broma nos llegaron a llamar con el acrónimo de la ‘AYA’, como la ‘BBC’ del Real Madrid pero en versión Lourdes”, recuerda. “Mis cifras han rondado los 14 goles normalmente. Y nunca me suelo obsesionar con el gol. Esta vez, cuando vi que el premio del ‘pichichi’ estaba cerca, eché el resto, y además el equipo cumplió el objetivo”, añade.

Vuelta a Tercera

En una plantilla joven y con muchísimos jugadores salidos de la cantera del club, las ganas de volver a Tercera son inmensas. Aníbal lo escenifica como el que más. Los ojos le brillan inusitadamente cuando habla de lo que ocurrirá a partir del próximo agosto, cuando los verdes pisen campos como el San Francisco de Tafalla o Tajonar. “Es una categoría que supone un paso más, competir a otro nivel y todos estamos ansiosos por empezar”, comenta. De sus palabras se desprenden unas ciertas ganas de resarcirse, ya que su irrupción en el primer equipo coincidió con el curso 2011-2012, en el que el Lourdes descendió de una Tercera que por aquel entonces veía caer a los equipos riberos año tras año.

"Soy tranquilo, en mi tiempo libre me gusta estar con los amigos  en el ‘cuarto’ y con mi novia; no soy mucho de salir por la noche o de fiesta"

El entonces recién llegado de juveniles, hoy ha madurado hasta el punto de formar parte de la piedra angular del equipo en la temporada tan exitosa que acaba de terminar. Vuelve a Tercera con mimbres, como muchos compañeros. Y el suyo, además, supone un ejemplo de lo que el club busca para nutrir al equipo senior: un jugador hecho en el barrio. “Llevo toda la vida en el Lourdes, empecé desde crío y no he jugado en ningún otro equipo. Y si ahora me dicen que me ofrecen la posibilidad de jugar en otro lugar, no me iría fácilmente. Solo me lo pensaría si se tratara de una categoría superior. Si es para estar en Tercera, no me muevo de este equipo. Es como mi casa”, se moja.

Desparpajo y descaro

Quienes conocen a Aníbal son conscientes de su personalidad. Sencillo dentro y fuera del campo -“no tengo referentes futbolísticos concretos, no me fijo en ídolos o cosas así”, asegura- , pero con una competitividad y un descaro futbolístico fuera de toda duda. El joven tudelano nombra a uno de sus entrenadores cuando era niño, Javier Marín, para ilustrar lo que para él significa el miedo. “Javier siempre me decía que miedo solo debías tenerle a situaciones extremas, como cuando un familiar está en el hospital y se está muriendo, o a ese tipo de cosas. “Al fútbol, nunca”, nos decía”, rememora Izquierdo.

Y así creció un extremo zurdo que tiene claro que, en momentos clave, su pasión por el fútbol, el deporte que le divierte desde niño, va a imponerse a los nervios o el temor. Eso sí, fuera del campo, reconoce que la timidez podría derrotarle. En fiestas, por ejemplo. “Miedo escénico a tirar un penalti no tengo. Los he tirado en el último minuto, a lo ‘panenka’... pero si ahora me dices que tengo que salir al balcón de la Casa del Reloj a lanzar el chupinazo de fiestas... me lo pensaría un poco más”, afirma con una sonrisa.

Volviendo a fiestas, sus recuerdos tienen que ver más con la infancia, con el olor y los sonidos estridentes de la feria en El Prado, o con aquellas mañanas en las que, junto a sus abuelos, madrugaba para coger el mejor sitio posible en las vallas del encierro matutino o en la Chata de Griseras, donde no se perdía las piruetas y recortes de los mozos. “No me pondría delante de un toro, eso sin ninguna duda”, se apresura a decir. Izquierdo admite que no le gusta demasiado salir de fiesta. “Soy tranquilo, en mi tiempo libre estoy con los amigos en el ‘cuarto’ y con mi novia, pero no soy mucho de salir por la noche”, afirma. Quizás por eso no pasa demasiados días en Tudela del 24 al 30. “Este año puede que me quede más. Aun así, la temporada empieza en agosto y tendremos que estar preparados y en forma”, recuerda el jugador. El fútbol y Aníbal, inseparables.