Villafranca

Villafranca, esplendor barroco y natural

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Villafranca, en el corazón de la Ribera Alta, mira orgullosa a su entorno, bañado por el río Arga, pero también a sus muros, testigos de un legado barroco que trasciende el paso de la historia y que ha convertido al municipio en un referente en la Comarca y en Navarra.

Patrimonio barroco

La importancia que tuvo Villafranca durante los siglos XVII y XVIII queda patente en su esplendoroso patrimonio histórico artístico. De esa época datan sus ejemplos más significativos de arquitectura civil y religiosa.

El más bello conjunto, que se extiende ante un espacioso mirador, lo forman la parroquia de Santa Eufemia, un majestuoso edificio del siglo XVII; el Palacio de Bobadilla, uno de los más sobresalientes ejemplos del barroco ribero y el Convento de Nuestra Señora del Carmen. Continuando hacia la Plaza de los Fueros, se cierra el conjunto con dos edificios más: el Palacio del Conde Rodezno (finales del XVI) y la Casa Consistorial (un viejo caserón del siglo XVII que desde el XIX alberga la sede municipal).

También destacan, a lo largo de la calle Mayor, otras mansiones señoriales como la Casa de los Arévalos o la del Marquesado de Villabrágima.

Privilegiado enclave natural

Situada en pleno valle del Ebro,y a tan sólo unos kilómetros del desierto de las Bardenas Reales, Villafranca se encuentra en un privilegiado enclave natural en el que el río, sus antiguos meandros (‘madres viejas’) y humedales determinan un ecosistema único con una rica vegetación de ribera, donde habitan diferentes tipos de aves –garzas, abubillas, patos o ánades– y mamíferos como jinetas, tejones, zorros o visones europeos.

Rutas por el entorno para realizar a pie o en bicicleta

Son varias las rutas que se pueden realizar. Una de ellas es la de La Badina Escudera, zona de especial conservación. El paseo comienza junto al campo de fútbol de Villafranca, situado en la calle Palomar. Por el camino homónimo, que discurre por una zona elevada y se encuentra asfaltado en su mayor parte, llegamos hasta la autopista A-15, donde tomamos la pista de servicio con dirección norte (izquierda). Pronto nos topamos con la Badina Escudera, orlada de carrizos y rodeada de praderas-juncales, un enclave natural reconocido como Zona de Especial Conservación (con más de un centenar de especies que la habitan en diferentes épocas). Continuamos paralelos a la autopista hasta llegar a un paso elevado sobre la misma. En este punto comenzamos el regreso hasta el casco urbano de Villafranca.

Por otro lado está el Paseo de los Sotos. El inicio del sendero se encuentra en una pequeña zona recreativa, en el extremo noroeste de Villafranca. Se trata de un camino ancho, que discurre entre parcelas de regadío y nos lleva hasta las grandes choperas situadas en las márgenes del Aragón. El paseo remonta su curso, llegando a la desembocadura del Arga. Continuamos entre sotos naturales y choperas, siempre cerca del río, por parajes de gran belleza. Al encontrarnos con una mola (o camino elevado para defensa de inundaciones), se abandonan las orillas del Aragón para encaminarnos hacia el pueblo. El último tramo coincide con la pista del inicio.

Carnaval

Aunque ya haya pasado, el carnaval es una tradición bien consolidada en Villafranca. El sábado posterior al ‘miércoles de ceniza’ la localidad estalla en una colorida fiesta que pone de manifiesto la imaginación, el ingenio y el sentido del humor de sus habitantes y las muchas horas de trabajo invertidas por villafranqueses de todas las edades para ofrecer un grandioso desfile carnavalesco que convoca a gente venida de toda la comarca.