Tudela

Villa Javier, la despensa más solidaria de la Navidad

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La solidaridad no guarda fiesta ni descanso. Una máxima no escrita pero inamovible en el abecé de cualquier persona que se dedique al vountariado. Villa Javier, el comedor social que ha marcado un antes y un después en la cooperación social en este año 2016, es uno de esos lugares donde las fechas navideñas no implicarán ni un segundo de pausa. A sus usuarios hay que seguir ofreciéndoles un servicio de justicia social como es el sustento diario.

“¿Qué imagen daríamos si cogiéramos fiesta?”, se pregunta David Crespo, coordinador del comedor social. “No podemos dar ese mensaje, de que son importantes para nosotros excepto los días festivos, así que por supuesto que estaremos con ellos”, afirma. Además, para fechas como la cena en Nochebuena, la comida el día de Navidad, la cena de Nochevieja o la comida de Año Nuevo, los voluntarios de Villa Javier intentarán que el ambiente sea algo más especial. “Imagínate que voy todos los días a comer a un sitio y llega, por ejempo, Nochebuena, y me encuentro con que el ambiente es el mismo, la música también... sería frío. Por eso haremos algo más especial”, explica el coordinador.

Un momento que para los usuarios habituales del comedor tendrá un significado más intenso que en el resto de ocasiones en las que acuden al local de la calle San Francisco Javier. “Para algunas personas que vienen, que hace dos días tenían una situación más normalizada y ahora se ven en la calle, será más duro por decirlo de alguna manera. Para otros que llevan años sin un hogar, tendrá más valor. Pero para todos ellos esperamos que sea un rato agradable”, añade.

"Con el trabajo en red y colectivo de Villa Javier estamos demostrando que se puede conseguir una sociedad más justa; ojalá en estas fechas florezca esa solidaridad"

David Crespo

Coordinador de Villa Javier

Los voluntarios

El verdadero secreto de esta fórmula mágica de solidaridad volverá a estar en las personas que desinteresadamente ponen parte de su tiempo. Desde quienes colaboran en los turnos de comedor hasta los que aportan su granito de arena para mover muebles o limpiar las estancias del local. “Para mí, ese es el verdadero milagro de esto. Muchas veces nos fijamos en las aportaciones de entidades de cierto tamaño, nos choca y se ve más en los titulares. Pero el hecho de que haya 70 u 80 personas moviéndose casi a diario... eso es una pasada”, dice Crespo, quien anima también a que se unan personas interesadas en colaborar durante la Navidad.

“Siempre decimos que aquí los tiempos y la disponibilidad la ponen ellos mismos. Por eso animamos a que si hay aguien que en estas fechas tiene el gusanillo de ayudar, que se acerque y veamos cómo podemos encajarlo. Todo el mundo es bienvenido”, afirma.

2017, año importante

El balance de funcionamiento de Villa Javier a lo largo de este año no podía resultar más positivo. En primer lugar, la puesta en marcha ya fue todo un logro tras un trabajado proceso de captación de fondos. Sumando la gran implicación del voluntariado y el funcionamiento del servicio de comedor la nota se convierte en sobresaliente. Pero esto no para, tampoco en el año que está a punto de comenzar. Para 2017, el gran reto de Villa Javier será poner en funcionamiento el servicio de reparto de comida a familias.

Para ello, la coordinación del comedor ha escogido la fórmula del economato, un sistema de compra que permitirá más autonomía y discreción a las familias. La empresa no resultará sencilla. “Para habilitar la zona de despensa tenemos que terminar de rehabilitar el edificio, conseguir el equipamiento... tenemos pensado que los alimentos que ofrezcamos se complementen con otro tipo, como los del Banco de Alimentos. Es decir, más verdura, pescado, etc. La inversión va a ser importante y tendremos que conseguir más voluntarios. Ese es el reto”, explica David Crespo.

Además de alcanzar los objetivos propios de Villa Javier, a su coordinador le gustaría que, durante la Navidad, la gente se fije en el modelo que ha llevado a gestar este servicio en la ciudad: el del trabajo en red. “Es sin ánimo de dar lecciones a nadie, por supuesto. Pero creo que hemos demostrado que así se puede conseguir una sociedad más justa y solidaria, el tipo de sociedad que queremos dejar a nuestros hijos”, sentencia.