Tudela

Tomás Casado, la vuelta a los orígenes del hortelano

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Hace 11 años, la familia decidió montar su propio negocio. Frutas y Hortalizas Pili es, desde entonces, un establecimiento obligado para muchos clientes que buscan la autenticidad de la huerta tudelana. Allí les atiende Pilar Gil. Su marido, Tomás Casado, de 61 años, es el encargado de descargar la mercancía a diario, la que recoge con sus propias manos en las cerca de tres hectáreas y media que trabaja desde hace muchísimos años. Antes también proveía a los almacenes o las empresas de producción hortofrutícola, pero hace ya tiempo que únicamente se centra en la tienda. Algo así como un regreso a los orígenes del hortelano, a su verdadero espíritu. Quizás por eso la SDR Frontón le homenajeará como Hortelano Popular de 2016 el próximo 27 de julio.

“Ese día no bajaré al campo, seguro”, señala Casado. Tocará celebrarlo con la familia, especialmente con su mujer y sus dos hijos, David, el menor, y Jorge, el primogénito que, además, recientemente contrajo matrimonio. “Eso sí, para el 28 ya estaré de vuelta en el huerto”, dice Casado con premura. “Lo que cuesta tanto trabajarlo se puede perder en un par de días si no estás atento. En este oficio no hay domingos libres ni demasiados periodos de vacaciones. Es muy esclavo”, relata.

Su mente funciona ya de manera automática, fijando extensiones, calculando cantidades de cultivos... toda una vida dedicada al campo acostumbra a un agricultor como Tomás a tener todo en la cabeza. Él comenzó de pequeño haciendo sus pinitos y, desde los 14 años, se dedica exclusivamente a la agricultura. “Al principio, de más crío, bajaba más al campo que a la escuela. Aparte de que eran otros tiempos, no me gustaba mucho estudiar y sin embargo bajar al huerto sí”, rememora.

"Este trabajo es como una rueda. Tienes que estar pensando en qué vas a hacer con vistas a tres meses. Pero estoy acostumbrado y no me supone ningún sacrificio"

Tomás Casado

Hortelano Popular de 2016

Define el oficio del agricultor como “una rueda”. “Tienes que estar pensando de tres meses en tres mes, planificar... y eso si no se te tuerce el tiempo, porque entonces te hace cambiar todo el planteamiento. Pero estoy acostumbrado y no me supone ningún sacrificio, la verdad”, se sincera. Al contrario que él, muchos agricultores de su generación optaron en su día por ir a trabajar a fábricas. “Es una opción más seguro, con 8 horas de trabajo al día... es otro tipo de vida. Hoy en día ya quedan pocos hortelanos como los de antes, aunque en esta zona todavía se puede vivir de esto”, señala.

Es aquí donde Casado repite la frase que habitualmente se repite cuando se habla a los veteranos como él de ejemplos de jóvenes que apuestan por el sector primario. “Te tiene que gustar. Si no, no hay forma. Pasa en muchos oficios, pero en este caso hablamos de una cosa viva. No puedes decidir un día, así como así, dejar de ir a los cultivos. Por eso creo que, en nuestro caso, la vocación es más necesaria que en otros”, afirma. “De momento, no veo tampoco demasiado movimiento de jóvenes en el campo. Si los hay, van a trabajar cosas más grandes, con cosechadora... al final es un planteamiento más cómodo, es algo entendible”, sentencia, recordando que ve “con cierta nostalgia la tierra parada que hay en la Mejana”. “Ahora mismo paso por los campos pequeños y recuerdo perfectamente quién los trabajaba o de quién eran”, recuerda. Todo un testigo de los viejos tiempos, los del hortelano de verdad.