Tudela

Segunda mano... pero de fiar

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Comprar un coche de segunda mano puede no resultar una tarea sencilla. Si el vehículo está en buenas condiciones, es posible ahorrarse mucho dinero. No obstante, en ocasiones los dueños de los automóviles ocultan información para poder venderlo con la mayor rapidez posible. Es aquí cuando entra en escena el detalle en la información: Revisar bien el coche para comprobar que no tiene fallos y comprobar que el vendedor dice la verdad son las claves para no caer en engaños.

Papeles y kilometraje

Lo primero que debe comprobarse son los papeles del coche. Hay tres documentos que se necesitan de forma indispensable: el impuesto de circulación, la ITV y la ficha técnica del vehículo. El vendedor tiene la obligación de tener todos estos papeles en regla y, como potenciales compradores, no debemos escatimar en pedir más información. Cuanta más documentación, mejor.

Visitar la sede provincial de la DGT para solicitar el informe de matriculación del vehículo también es recomendable. Por alrededor de 20 euros, se obtiene este documento que contiene datos sobre la procedencia del vehículo, sus incidencias e inspecciones técnicas y los impuestos que están pendientes de pago.

Quizás el elemento más a tener en cuenta y el que más trampas puede esconder es el kilometraje. En el mundillo de los coches de segunda mano, se ponen como referencia cifras de entre 150.000 y 200.000 kilómetros. A saber, un vehículo con esa cantidad de kilometraje a cuestas no será, a priori, un buen negocio para el comprador.

Hay que estar atentos a los posibles trucos del vendedor en este aspecto. El informe de matriculación del vehículo es otro documento útil para no caer en engaños. Al mostrar de forma detallada la cantidad de kilómetros acumulados del coche en su última revisión, es fácilmente cotejable con la cifra del panel del coche. Si no coinciden, el vendedor tendrá que aclarar la diferencia y le será complicado esconder hipotéticos trucajes.

Probar el coche

No está de más darse una vuelta con el coche en cuestión. Viene bien para comprobar que todo funciona correctamente. Ante cualquier sonido raro, hay que mantener la guardia y encontrar de dónde procede y cuál es su causa, para así evitar sorpresas que se puedan dar una vez realizada la compra. En ese sentido, los expertos recomiendan asimismo llevar el coche al taller, puesto que detectar los posibles fallos mecánicos por nuestra cuenta no resulta igual de fiable que con el vehículo en manos de un experto. Si el vendedor pone alguna pega al hacerle la petición, se trata de una mala señal.

Por otra parte, revisar aspectos como la tapicería, el estado del volante o el de los pedales, ayudan mucho a determinar el estado del coche y su antigüedad.

Ojo con los golpes

Los golpes dan buenas pistas acerca de las incidencias que pueda haber sufrido el vehículo. La ficha técnica del mismo contiene un historial de los accidentes, por lo que un vistazo será de gran utlilidad. No menos importante es un elemento como el tubo de escape, que, en caso de presentar grietas o signos de oxidación, arroja información que aclara que ese vehículo ha sufrido mucho uso.

La garantía

Al contrario de lo que ocurre con una compra en establecimiento, si adquieres el automóvil por una compra a un particular la garantía no se refleja en ningún papel. Aunque no se firme ninguna garantía, el dueño del vehículo tiene la obligación de tener todos los impuestos pagados y no esconder ningún 'vicio oculto'.

Si en un período de 6 meses se encuentra alguno de estos fallos no visibles a simple vista es posible interponer una demanda judicial en el juzgado de primera instancia. Realizar la compra en un lugar de confianza evitará problemas no deseados.