Tudela

Riadas e inundaciones en Tudela provocadas por el río Ebro

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Imposible resulta reseñar todas las riadas habidas en el Ebro, ya que como sabemos éste crece todos los años, unas veces más y otras menos, aunque ciertamente en la actualidad se inundan mucho menos los campos de cerca de la ciudad, ya que en la década de 1960-1970 se subieron todos los diques de ambas orillas del Ebro. Fue una intervención importante del Estado en Tudela a través del Instituto Nacional de Colonización y otras entidades que consolidaron los diques subiendo y compactando kilómetros de caminos, todo ello sin gastar el Ayuntamiento ni una sola peseta y consiguiendo que el agua dejase inundar los campos cercanos a Tudela. A partir del año 1967 esto solamente se produce cuando se rompe algún dique o como ocurrió este año 2015, que hubo una riada importante, y muchos huertos de la Mejana quedaron afectados por manarse el agua desde el suelo. Si la altura del agua llega a los cuatro metros, resulta difícil evitar que salga a las calles de la ciudad, ya que a éstas entra procedente de los desagües de las calles que van a los ríos Queiles y Mediavilla.

Riadas en la Edad Media

No son muchas las que reflejan nuestros archivos en la Edad Media. De la primera que tengo noticia y que aparece reflejada en el Registro de Cuentas del Reino es del año 1302. Cuando se citan los ingresos que el rey tenía en Tudela, reseña una saraya que éste poseía en el puente, y dice que no cobra nada pues estaba destruida por la gran riada habida.

Vuelven a citarse diversas riadas en los siglos XIV y XV, lógicamente cada vez más, pero en ninguna de ellas dan información de las alturas alcanzadas por el agua, ni ofrecen datos curiosos, exclusivamente disversas reparaciones en el puente sobre el río Ebro, indicando que alguno de sus ojos tuvo que ser arreglado por haberlo deteriorado las riadas.

Reseñaré las riadas más notables de cada siglo en épocas Moderna y Contemporánea.

Siglo XVI

La riada más importante

Año 1596. Importante fue la riada ocurrida en esta ocasión, ya que que inundó aparte de las calles bajas de la ciudad, la iglesia y claustros del convento de San Francisco, en la plaza de su mismo nombre, y que todos hemos conocido como cuartel de Sementales, hasta que los militares abandonaron la ciudad. Ante la gravedad de la inundación y la altura que alcanzaron las aguas, fue sacada en procesión y rogativa por las calles, la imagen de Santa Ana.

Siglo XVII

La inundación más importante de la historia

Año 1643. Mariano Sainz considera que la más importante y violenta riada del Ebro fue la acaecida los días 16 y 17 de febrero de este año que coincidieron con el lunes y martes de Carnaval, en la que se rompieron los arcos noveno y duodécimo del puente, así como el cuchillo entre el arco noveno y el diez produciéndose también daño en los cuchillos y arcos catorce y quince, llegando a cerrar los ocho ojos del puente inmediatos al campo de Traslapuente y arruinando varias casas en el barrio de San Francisco.

Las cifras que se pueden colegir gracias a una marca que apareció al restaurar en el año 1865 una casa de la Plaza de San Francisco, diciendo «hasta donde llegó el agua», indica que subió 5 metros y 27 centímetros, lo que aparentemente no es tan importante, ya que hay riadas posteriores que subieron más, aunque el razonamiento de Mariano Sainz es sustancial, ya que en el año 1643 no se había construido aún la nueva presa del Bocal, que tanta influencia ejerce en la retrocesión de las aguas. En aquel año no existía sino la primitiva de Carlos V, mucho más baja que la de Pignateli. Si ese año hubiese tropezado la masa de agua con la nueva presa, el nivel en Tudela hubiese sobrepujado con mucho los 5,27 metros.

De esta riada quedó un testimonio del escribano Diego de Villamayor, que describió los hechos y daños, diciendo que las aguas llegaron a cegar los ocho últimos ojos del puente, que cogieron los campos de Traslapuente, Valdetellas y Campo Nuevo, y que llegaron hasta las primeras gradas y la base de la cruz del humilladero, existente a la salida del puente del Ebro, quedando sumergidos los dos leones de piedra que ornaban su entrada, lo que nos indica que la carreteras de Pamplona y Cabanillas quedaron inundadas. Dice también: «volvió a crecer con mucho exceso, tanto que el martes de Carnestolendas se temió alguna grande ruina, pues a las tres de la tarde fe vieron defde la novena arcada de la puente las ocho siguientes hafta el fin ocupadas y cerradas del agua y que de una rogativa que falió al puente folo la Cruz y algunos prebendados llegaron hafta fu mitad, retrocediendo por el fuerte viento que hacía».

El agua llegó hasta el altar mayor de la iglesia de San Francisco, los frailes tuvieron que abandonar el convento; igualmente subió por encima del puente de la Puerta de Zaragoza, se refiere al puente sobre el Queiles que nosotros conocimos como Puente de hierro, por la barandilla de forja que tenía. Se cita igualmente de como quedaron cubiertos los últimos ocho arcos del puente del Ebro y cómo entre las cuatro y cinco de la tarde reventó el arco duodécimo del puente. En la leyenda del plano de Tudela de Tomás López del año 1785 se dice que en esta inundación del 18 de febrero de 1643 quedaron derrumbados tres ojos del puente.

En el casco viejo, en las calles de San Julián y Huerto del Rey se inundaron varias casas.

Realmente importante debió de ser esta riada, hasta el punto que no solamente se derruyeron arcos del puente del Ebro en Tudela, como he explicado, sino que ocurrió lo mismo en Zaragoza, donsde se reseña que rompieron también dos arcadas e inundó el convento de Predicadores  y consta en un documento que «El día de Ceniza, sucedió una inundación del río Ebrotan grande, que no la habían visto ni oydo los nacidos», incluso de esta riada con los arcos rotos se conserva un cuadro de Juan Bautista Martínes del Mazo en el museo del Prado.

Siglo XVIII

Una riada tardía pero importante

Año 1775. Hubo otra riada notable, conocida como riada de San Juan. Comenzó a crecer el día 18 de junio hasta el día 20 y 21, en que según dicen las crónicas, se llegaron a cubrir seis arcos del puente. Está claro que esta facilidad de cubrirse los arcos pudiera ser porque éstos por ser de los de tipo bajo y ojivales, tenían menos altura que los de medio punto. De esta riada se dice que el agua llegó a cubrir el de la acequia del molino, y que salió por la Puerta de Zaragoza, y que cogió más arriba de la Casa de la Venda inundando los terrenos de la Huerta del Señor de Cadreita (la zona de Huerto el Rey hasta el convento de San Francisco). Lo que parece más sorprendente es que indiquen que también cogió el agua la ermita del Santo Cristo, llegando el agua hasta los bancos, sacándolos hasta la puerta. No debemos sorprendernos, ya que esta ermita estaba situada, más cerca del río al ser derribada y trasladada a donde hoy ocupa cuando en el año 1860 se trazó la vía del ferrocarril.

Esta tardana riada causó muchos daños y desgracias, mató y arrastró mucho ganado y se llevó toda la mies de las eras de Traslapuente y las que habían segado en Mosquera. Se sacó el Santísimo a plazueluela de Castejón por ser día de la octava del Corpus Cristi.

Siglo XIX

Tudela vivió en 1871 un año catastrófico

Año 1871. Cuando se cita el año 1871 todo el mundo piensa en la inundación del río Queiles que el 29 de mayo inundó una tercera parte de la población, produciendo enormes daños, nadie habla de que este mismo año se produjo la ebrada más importante de este siglo XIX los días 10 a 12 de enero, en que la altura de agua alcanzó los 5,29 metros, medidos en el Bocal. Se cubrieron ocho arcos del río Ebro, y se abrieron partes del dique de Belber. Las aguas inundaron Tudela y produjeron enormes pérdidas en los campos y pobreza en los habitantes. Las pérdidas fueron enormes y como pequeña muestra que nos indica la altura y violencia de las aguas, diremos que el ganadero tudelano Vicente Pérez de Laborda perdió treinta y tres reses, 15 machos de más de un año y 18 hembras de iguales edades.

De esta riada explica el periódico local El Anunciador Ibérico que un hombre que no sabía nadar, quedó rodeado de agua en Mosquera, cogido a un árbol, al que hubo que ir a rescatar con un pontón. Fue sin duda la riada más importante del siglo XIX, solamente comparable a la que sufrió Tudela en 1960.

Fue la primera ocasión en la que una riada tuvo repercusión en la prensa nacional, hasta el punto que el propio rey D. Amadeo de Saboya, que gobernaba en España desde hacía ocho días que había llegado a Madrid, –llegó el día 2 de enero– encabezó con la suma de 25.000 pesetas una suscripción pública para paliar los daños, y recaudar dinero para los damnificados de las inundaciones en las provincias de Logroño, Navarra y Zaragoza. Era la primera ocasión en que el rey y consejo de ministros, se preocupaban por los daños de una inundación del río Ebro, al menos en lo que a Tudela se refiere.

Importante también la colaboración de la Casa Real, en este caso solamente para Tudela, por la inundación del río Queiles que sufrió la ciudad la tarde del día 29 de mayo de 1871. En el El Anunciador Ibérico de Tudela aparece la noticia de que con motivo de la inundación se recibió una carta autógrafa de Mª Victoria la mujer de D. Amadeo de Saboya en la que dice: «Acabo de saber las terribles desgracias ocurridas en esta ciudad y sin perjuicio de hacer lo que pueda por las familias que más lo necesiten envío a usted 20.000 reales para que haga el favor de socorrer por de pronto a los más desgraciados». Mª Victoria / Madrid 4-6-1871.

La riada mayor del siglo XX

Año 1960. La inundación del día de Nochevieja de este año y primeros días de 1961 fue la mayor conocida en el siglo XX, solo comparable a la de 1871. A las 4 de la tarde del día 31 la altura del Ebro era 5’25 sobre su nivel normal. Fustiñana y Cabanillas quedaron incomunicados. Las aguas en estas carreteras alcanzaron hasta 2 metros de altura. La carretera de Pamplona también fue cortada.

El alcalde, Guardia Civil y todos los agentes perdieron la noche en vela. Se rompió el dique que salvaba la Mejana y ésta quedó inundada donde los parapetos, tapias y casetas caían sin cesar. El nivel llegó ese mismo día 31 de diciembre de 1960 a 6’19 metros de altura y 3.162’470 m3/s de caudal. El día 1 de enero de 1961 se alcanzaron los 6’41 metros de altura y 3.508’650 m3/s y el día 2 comenzó a bajar aunque de una manera lenta. La inundación duró más de una semana y hasta el día 5 no se vió un decrecimiento notable.

Las calles del Casco Viejo estuvieron una semana inundadas, y dentro de Tudela, Patolea y otros pontoneros no pararon de desalojar casas y sacar a los vecinos ante el peligro de que se hundiesen.

La humedad fue desmoronando los cimientos de los diques de contención de los campos e incluso cayeron cerca de un centenar de metros del dique de desviación de Traslapuente.

El día 7 llegaron para ver la catástrofe Jorge Vigón, Ministro Obras de Públicas, el Gobernador Civil, el Director General de Obras Hidráulicas, el Director de la Confederación Hidrográfica del Ebro y otras autoridades que vieron los destrozos desde el Corazón de Jesús. Como consecuencia de esta riada hubo el 19 de enero de 1961 una reunión en el Ayuntamiento, a la que acudieron el Director Instituto Nacional de Colonización, Alejandro Torrejón en representación del Ministro Agricultura, Gobernadores Civiles de Navarra, Logroño, funcionarios de las delegaciones del Instituto Nacional de Colonización y representantes de los pueblos afectados. Después de un cambio de impresiones, acordaron la reparación de los diques por trabajos coordinados de los ministerios de Obras Públicas y Agricultura. El Instituto Nacional de Colonización, prometió ayudas a los agricultores perjudicados por la crecida.

Se consolidan diques y se elevan los caminos

El Ayuntamiento consiguió implicar a las autoridades y en diciembre 1966 el Gobierno, a través del organismo de Colonización, comenzó las obras de arreglo.  Se construyeron en la cabecera de la Mejana 2 diques de 260 y 213 metros, con un presupuesto de 945.600 pesetas. Se arreglaron 18.234.134 metros cuadrados de caminos. En Traslapuente se arreglaron 11.801.775 metros cúbicos de caminos compactados afectando a 2.511 metros de longitud con presupuesto de 865.175 pesetas. En Mosquera el presupuesto  fue de 2.012.677 pesetas. Se hizo un dique en el camino de 3.360 metros; la reconstrucción de diques de 2.120 metros. Con un gasto total de 4.059.025 pesetas, que pagó el Ministerio de Agricultura.

El 16 de junio de 1967 se publicaba que estaban a punto de terminarse los trabajos que había realizado el Instituto Nacional de Colonización para reparar los importantes daños ocurridos en éste término municipal a causa de la riada de noviembre último. La labor realizada por los técnicos y personal de la delegación de dicho instituto en Zaragoza no pudo ser más positiva, ya que todos los destrozos habían sido eficazmente reparados. El Ayuntamiento agradeció al Instituto Nacional de Colonización los trabajos realizados para prevenir y evitar los desbordamientos del Ebro. Una obra en la que se invirtieron más de cuatro millones de pesetas contra las riadas, y se hicieron nueve kilómetros de diques y caminos.

Siglo XXI

Año 2003. El Ebro tuvo otras dos crecidas de aquellas que podemos considerar importantes; una de ellas en 2003, la mayor de los últimos años, después de 1960.

El caudal de agua de la primera en febrero llegó en Tudela a los 3.000 m3 por segundo y la segunda en marzo, algo menos pero alcanzó los 2.220 m3 por segundo. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) dio en Castejón una altura de 7,54 metros de altura y 2.882 m3 de caudal.

En enero y febrero de 2015, se produjeron varias inundaciones, alguna de ellas espectaculares. La de finales de febrero con su punto álgido el día 27, alcanzó los 5,85 metros de altura en Tudela, rondando los 2.400 m3 por segundo, una cantidad de agua que en ocasiones anteriores ha sido superada de largo, pero que este año tomo mucha más altura en calles dentro de la ciudad, así como en el Paseo del Prado.

Los diques no fallaron y no se inundaron, Mosquera, Traslapuente ect. La Mejana quedó más afectada, aunque no por rotura y entrada de agua que la inundase, sino porque al estar más de un mes las aguas a muy alto nivel, se manaron desde el suelo.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) dio en Castejón una altura de 7,78 metros de altura y 2.850 m3 de caudal.

Luis María Marín Royo

Historiador