Fayos, Los

Los castillos del Moncayo y su historia viva

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En la Edad Media, desde la muerte de Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón, el Moncayo se convirtió en límite natural y punto de encuentro de tres diferentes reinos: Aragón, Castilla y Navarra.

Esta situación de frontera incidió de manera decisiva en el desarrollo y trazado de su red de fortificaciones. Entre ellas figuran tanto castillos como torres de vigilancia, casas fuertes y recintos amurallados.

El Moncayo es una frontera natural e histórica, con los valles de los ríos Queiles y Huecha sirviendo de entrada a la misma. Su relieve articuló todo su entorno, en el que las estribaciones de la muela de Borja divide los valles de estos dos ríos, a la vez que La Diezma, en forma de semicírculo, limita el somontano del Moncayo cerrando el piedemonte. Con ésta enlaza la depresión de la Valluenga, donde confluyen los valles más pequeños que arrancan desde la cumbre en dirección hacia el rio Huecha.

Cerca de una treintena de fortificaciones jalonan el Moncayo. El castillo de Trasmoz es quizá el más destacado de ellas, convertido en el principal bastión defensivo aragonés en la zona. Las historias y leyendas sobre brujas, y su relación con el escritor Gustavo Adolfo Bécquer, la han convertido en un importante reclamó turístico. En 1212 Pedro II de Aragón empeñó este castillo junto con otros vecinos al monarca Sancho VII de Navarra por un préstamo, hecho que se repitió en posteriores ocasiones. Practica muy habitual en la época para financiarse en época de guerra.

Muy próximo a Trasmoz se encuentran el castillo de Vera del Moncayo y el Monasterio de Veruela, que al estar en zona fronteriza está íntegramente rodeado por una muralla, cuenta con una barbacana y una torre puerta defendiendo su acceso. Todas estás edificaciones impresionaron sobre manera a Bécquer, que se hospedó en el monasterio cuando éste era utilizado como hospedería en el siglo XIX.

Pasado Veruela nos encontramos con las murallas de Alcalá de Moncayo y de Añón, donde también destaca su castillo, construido en mampostería. De planta rectangular, está distribuido en torno a un patio y tiene cinco torreones cuadrangulares en las esquinas. Lo más destacado es su acceso en recodo, traspasando sucesivamente tres líneas de arcos. Tiene adosada una iglesia de características similares a las del propio castillo, por haber pertenecido a la Orden de San Juan de Jerusalén.

No lejos de allí se encuentra una fortaleza de otra orden militar, ya que los templarios edificaron el castillo de Talamantes. Dominando este pueblo, a más de mil seiscientos metros de altura están las Peñas de Herrera, unas formaciones rocosas donde se construyeron dos castillos, Ferrellón y Ferrera, que servían de lazo de unión entre todos los del Moncayo, alcanzando castillos de otros valles, y que vigilaban un importante acceso entre Castilla y Aragón.

Otro de los castillos más singulares del Moncayo es el de Los Fayos, construido en una cueva y que cuenta con dos atalayas de apoyo en la cima de pared rocosa donde se edificó. Los Fayos está situado en la confluencia de dos valles que son vía de comunicación y entrada con Castilla: el del río Val que conduce a Ágreda y el del Queiles que lo comunica con Vozmediano, siendo la primera fortaleza aragonesa desde el paso de Castilla.

Castillos palaciegos

A estos castillos militares hay que añadir otros más palaciegos como los de Bulbuente, donde destaca su torre de sillería de veinte metros de altura, Litueñigo y, sobre todo, Grisel. En está localidad a 3 kilómetros de Tarazona se alza un castillo-palacio del siglo XIV, que perteneció al cabildo de la catedral de Tarazona hasta la desamortización del siglo XIX. Cuenta con una muralla exterior que lo rodea en su totalidad y un matacán sobre su puerta de acceso; actualmente es una alojamiento turístico con encanto.

Por otro lado, debemos prestar hincapié en la plaza amurallada de Tarazona, que organizaba el sistema defensivo de todo el Moncayo aragonés. La ciudad conserva importantes lienzos de su muralla de época islámica.

Zona soriana

En la zona soriana del Moncayo hay que destacar el imponente castillo de Vozmediano que vigila el nacimiento del río Queiles. Cuenta con un doble recinto amurallado, en el interior con dispone de una torre en una de sus esquinas y otra monumental en la opuesta.

Los primeros castillos navarros que vigilaban el acceso desde el Moncayo son Monteagudo y Ablitas. El primero de ellos fue de los que más resistencia opuso al rey Alfonso el Batallador en su reconquista del Valle del Ebro a los musulmanes, que le llevó a conquistar Tudela en 1119. Durante la Guerra de la Sucesión sufrió importantes daños, por lo que en 1766 fue reedificado en su forma actual y rehabilitado a finales del siglo XX. El castillo de Ablitas se encuentra en avanzado proceso de ruina. En su interior hay una destacada estancia abovedada de unos 7 metros de diámetro y una gran columna central, que sirvió de aljibe de la fortaleza. Se trata de una importante fortaleza para la historia de Navarra que necesita de un plan de actuación urgente para evitar su desaparición.

Luis Zueco

Autor de la novela ‘El Castillo’ (Ediciones B, 2015)