Luis Álava, con 32 años procesiones a sus espaldas, nos cuenta quiénes son y cómo viven los momentos de la procesión los actuales porteadores de Santa Ana.
¿Cuántos años lleva como porteador de Santa Ana?
En total ocho, tres delante, tres detrás y dos a los lados. Es decir, que somos ocho personas y siempre somos los mismos, porque esto viene de una tradición de padres a hijos de hace muchísimos años
Después de la Guerra Civil, lo cogieron varias familias de agricultores de Tudela, principalmente porque en la época de la Guerra Civil se paralizó el tema de la procesión y cuando finalmente se puso en marcha otra vez, curiosamente, nadie quería llevar la imagen, por eso se ofrecieron varias familias de agricultores de Tudela para llevar a Santa Ana, entre ellas la mía. La ha llevado mi padre, mi abuelo y ahora yo.
¿Cuántos son en total? ¿Son siempre los mismos?
Pues si vamos siempre las ocho personas que hemos heredado el cargo de nuestras familias, hasta que nuestros descendientes lo hereden de nosotros. Por eso no hay ningún proceso de selección.
¿Se preparan de alguna forma específica?
No, en absoluto, esto no precisa una preparación física, aunque la imagen pesa bastante. Bueno, lo que pesan en realidad son las andas, que son de madera maciza. Alguno de nosotros vamos al gimnasio, aunque no para esto, pero no viene mal, porque lo cierto es que viene bien estar en buena forma física, ya que en sí la imagen no pesa, son principalmente las andas lo que en realidad cuesta levantar. En total, unos cuatrocientos y pico kilos. Hablamos pues de un peso considerable.
¿Cómo viven los momentos previos a la procesión? ¿Nervios, ilusión?
Hombre, nervios no, como todos llevamos ya tantos años...pero ilusión siempre tienes, porque sin ilusión no hay nada en la vida. Es un momento emocionante porque es una cosa que viene de la familia, te ves con personas de año en año. Hay otro de los que la llevan que es un primo mío, primo carnal, entonces son momento bonitos, porque siendo algo relacionado con Santa Ana y siendo la patrona de la ciudad siempre te conmueve, siempre.
¿Alguna vez ha vivido algún momento crítico, en el que el cansancio ha hecho mella en alguno de los porteadores?
Pues los que éramos jóvenes podíamos con todo y ahora que ya no lo somos tanto lo que tenemos que hacer es cuidarnos un poco más, pero se lleva con tranquilidad y todavía podemos seguir algún año más.
¿Recuerda alguna edición de la procesión especialmente dura debido al calor?
En realidad si que hay días de calor excesivo que, con el hábito que llevas, te hacen sudas más de lo normal o en las cuestas abajo que se te clavan más las andas; pero tampoco es que sea exagerado, se puede aguantar.
"Cuando se puso en marcha de nuevo la procesión de Santa Ana, tras la Guerra Civil, nadie quería llevar la imagen de la patrona y varias familias de agricultores de Tudela tradición"
"Hay momentos muy emocionantes, pero para mí uno de los que más me llena es cuando llegamos a la plaza del Ayuntamiento y los Gigantes bailan la Jota de Tudela a la santa"
De todos los ‘momenticos’ que se viven durante la procesión. ¿hay alguno que le emocione especialmente?
Hay muchos momentos emocionantes en el recorrido de la procesión, como por ejemplo la parada que se hace en la Magdalena, donde las peñas nos sacan a Santa Ana la Vieja y ponemos a las dos vírgenes una enfrente de la otra. Ahí estamos un minuto en silencio, se hace un rezo y nos marchamos. Es uno de los momento bonitos de la procesión. Luego hay como 6 u 8 paradas en el recorrido, en los que tanto joteros aficionados como alguno profesional le cantan a Santa Ana y después las Rondallas Tudelanas también le cantan dos jotas. Para mí uno de los momentos más emocionantes es cuando llegamos a la plaza del Ayuntamiento y le bailan los gigantes la Jota de Tudela.
¿Qué significa Santa Ana para usted y para sus compañeros?
Lo más importante para nosotros es cumplir con la tradición de nuestras familias y llevar con orgullo a la patrona de todos los tudelanos.
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¿Hay relevo por parte de la gente joven?
En mi caso sí, ya tengo hablado con mi hijo que cuando cumpla los 18 me relevará, y en el caso del resto de familias también el relevo está asegurado, porque aún cuando no existan descendientes directos siempre puede heredar el cargo un sobrino, un primo o cualquier familiar de cada una de las familias que cumplimos con esta misión.
Rosa Tobajas
