Tudela

La bicicleta también puede alegrar nuestra casa... de adorno

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Sobre todo en ciudades en las que el transporte sostenible se impone, cada vez son más las personas jóvenes que usan la bicicleta. En ocasiones, el almacenaje de este vehículo que nunca pasa de moda puede suponer un freno para quien quiere tener una. pero, incluso para un piso pequeño, la bicicleta puede convertirse en un improvisado elemento decorativo que dé vida y alegría a estancias como el recibidor o el salón.

Cada vez más existen posibilidades para poder acoplar nuestras bicicletas en las viviendas de poco tamaño. Existen colgadores muy versátiles, con acabados elegantes, también en materiales como madera y que casan a la perfección con el color de las paredes del salón. Para las bicis de un tamaño considerable, como las ‘fixies’ o las bicicletas de ciudad, ésta solución es la ideal y aporta soluciones en horizontal o vertical.

La opción de la clásica

Con las bicicletas plegables, diseñadas específicamente para poder guardar en espacios reducidos, los quebraderos de cabeza serán menores. Que no os asusten las marañas de cables del sistema de cambio o los radios de las ruedas demasiado visibles. También existen diseños muy cuidados de bicis plegables. Si la vas a usar... ¿por qué no darle la doble utilidad convirtiéndola en la ‘reina’ del salón?

La otra opción, que gustará sobre todo a los amantes de las bicis clásicas, es la de tener una ‘máquina’ solamente con fines ornamentales. ¿Demasiado estrambótico? No tiene por qué. Un cuadro vetusto puede revivir gracias a una buena elección de color y lo mismo ocurre con las cubiertas de las ruedas o los manguitos del manillar. El bricolaje también puede valer para poner guapa a nuestra ‘amiga’.