Tudela

Jotas Heréticas: la sal de nuestro cancionero

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El libro es una reedición muy ampliada del que apareció hace ya 25 años y al mismo tiempo supone una crítica mordaz a la jota “oficial” que conocemos.

Un libro para reír, para cantar algo diferente y para meditar sobre lo que fue y lo que es esta expresión de nuestra cultura popular: La Jota navarra.

José Mari, ¿qué es una jota herética?

Es una copla cuya letra tiene un mensaje heterodoxo, diferente y provocador. Generalmente tienen un punto de ironía o de sarcasmo, pero también las hay de tonos más serios. Cuenta Iribarren que una vez vino a Corella el famoso Cardenal Benavides, y una rondalla fue a cantarle a donde se hospedaba. El cardenal era un andaluz rocero y además arzobispo de Zaragoza, y les pidió a los mozos que le cantaran una jota alusiva. Ni corto ni perezoso, un joven le soltó esta:

Que nos dé fruto la tierra

y nos den uvas las vides

y que se vaya a hacer hostias

el Cardenal Benavides

Esto puede ser, en estado puro, una jota herética.

En tu libro vemos que comentas y recoges más de 800 letras de jotas, desde el siglo XVI hasta nuestros días. ¿Es ya una muestra definitiva?

Son coplas y jotas, aunque a veces las confundamos. El arte de hacer coplas es muy antiguo, tanto en euskera como en castellano. En el siglo XVIII hubo en Navarra un obispo cacereño (otro obispo, qué le voy a hacer) que se dedicó a “esquilar” demasiado a su rebaño y le cantaban:

Para perpetua memoria

de los siglos venideros

don Lorenzo Igual de Soria

dejó a los pueblos en cueros

En esa misma época, en Artajona, unos mozos eran multados por cantar en euskera coplas socarronas a una viuda, sobre lo triste que estaba por el pobre pájaro que había perdido, etc. ¿Cómo se cantaban estas coplas? No lo sabemos. La jota actual que conocemos no es más que otra forma de cantar coplas, sin duda la más reciente.

“El pueblo se divertía cantando y muchas veces usaba la copla como arma arrojadiza contra los ricos, los curas, el vecino antipático, la moral imperante, los guardias, las quintas o los políticos”

Llegas a decir que el navarrismo actual ha “capado” la jota vaciándola de contenido y quitándole todo cuanto pudo tener de espontaneidad, de sátira, de crítica a lo establecido.

Cantar coplas siempre tuvo esa doble vertiente: el pueblo se divertía cantando, y muchas veces usaba la copla como arma arrojadiza contra los ricos, los curas, el vecino antipático, la moral imperante, los guardias, las quintas o los políticos. Por ejemplo se cantaba en Tudela:

Barrera vendió las quintas

y Castejón el Peñón

y de Tudela sería

el que vendió al Señor

¿Qué jotas salen hoy día sobre la corrupción política, el paro o la guerra?

Hace ya 25 años denuncié que la jota navarra se había convertido en una mera letanía por parte de la Navarra oficial, que la tenía encorsetada dentro de lo “políticamente correcto”. Hoy seguimos igual: las Escuelas de Jotas no enseñan, como en el bertsolarismo, el arte de improvisar letras con las que reflejar la realidad que vivimos, sino que se dedican a repetir las anteriores y si se crea alguna es siempre de contenidos píos, pusilánimes e insustanciales.

La jota improvisada en un bar o en una cena de amigos, ya casi no se da, aunque en los populares Paloteados riberos sigue viva en cierta forma.

Hay alguna excepción. Hace poco en una ronda de Villafranca oí cantar una jota moderna y herética:

Si te falla la viagra

te daré un consuelo, amigo,

ponte un “piercing” en la cola

y un imán en el ombligo

Pero, insisto, en general, cualquier gobernante corrupto puede acudir a un festival de jotas, confiado en que nadie le va a sacar los colores con una jota alusiva.

¿Qué has pretendido con esta nueva recopilación?

En primer lugar, ahora que tanto se habla de memoria histórica, recoger unos cientos de coplas que tuvieron su contexto histórico, y que no suelen ser admitidas en las colecciones al uso.

Navarro Villoslada decía que la historia reciente de Navarra se podía contar en coplas, y es cierto. Después, mostrar el lado transgresor y emancipador de la lírica popular. Jotas como las que mostraban el repudio a las quintas:

Me declararon inútil

para servir a la España,

soy mosca que se ha librado

caer en la telaraña

Por último, he querido animar a que la gente siga pariendo y cantando jotas nuevas, en el estilo que sea. Pero eso es lo más difícil. La televisión y la música enlatada nos están ganando la batalla, tanto a los joteros heréticos como a los ortodoxos.

Mariano Navarro Lacarra