Tudela

Pudo trabajar en la SKF, pero le gustaba mucho el campo

A Hilario Bueno, Hortelano Popular 2018, le gusta hacer honor a su apellido y desde el primer momento te das cuenta de la bondad y de la atención que tiene este tudelano de 93 años.

Hilario en la entrada de su casa, junto a un retrato de sus padres
photo_camera Hilario en la entrada de su casa, junto a un retrato de sus padres

A Hilario le gusta hacer honor a su apellido y desde el primer momento te das cuenta de la bondad y de la atención que tiene este tudelano de 93 años. Con solo 7 años sus padres le sacaron de la escuela para mandarlo al campo y por aquel entonces su profesor ya les advirtió, “con lo listo que es”. Hoy en día apenas sabe escribir, pero cuando se trata de plantar y cuidar las verduras parece haber hecho un máster. 

Es una pena, pero ahora no quiere ir nadie al campo, está el campo desamparado y mal

Hilario Bueno
Hortelano Popular 2018

Un primo suyo le propuso en su día trabajar en la SKF, pero el lo tenía muy claro: “no, me gusta mucho el campo”. El campo le ha dado la vida desde muy pequeño. “Yo me he criado todas las semillas”, reconoce orgulloso. Su favorita es la alcachofa, “es lo mejor que hay existe aquí en Navarra. También están la borraja, la espinaca...”. En cambio, cuando toca hablar de la acelga le cambia el tono de la voz. “La acelga es muy buena si la pelas bien y coges dos trozos para hacer un calderete o una paella. No sé qué tendrá que le da un sabor increíble, pero sola no, no me gusta. Me la como, pero a mí dame unas alcachofas, unas borrajas o unas espinacas”. 

Su hija Conchita añora la fruta que cultivaba su padre. “Los mejores melocotones y pavías, que aún recuerdo su sabor, yo no los he vuelto a comer como los que criaba él”. Hilario ha tenido diferentes frutas, como unos cerezos que tenía y que lamenta que los vendiera.

Hilario Bueno con su hija Conchita Bueno, su nieta Rosana Muñoz y su bisnieto Javier Cordero

Hilario Bueno con su hija Conchita Bueno, su nieta Rosana Muñoz y su bisnieto Javier Cordero

Hilario se pone triste a la hora de reflexionar sobre la situación actual del campo, “es una pena pero ahora no quiere ir nadie al campo, está el campo desamparado y mal”. Reconoce que se ha perdido la figura del hortelano y denuncia a la nueva situación económica, “no se paga lo que se tiene que pagar; los comerciantes y todos los que se meten entre medio sin trabajarlo son los que se llevan la mayoría del dinero. Está mal, no hay futuro”. También critica a quienes “cogen las subvenciones y luego ves todo que está todo sin cultivar”. 

Sus piernas ya no le permiten pegarse las palizas matutinas que se ha pegado durante toda su vida en los campos riberos, pero ahora sigue cultivando amistades en ‘su banco’ en la plaza San Juan acompañado de su amigo Azcona, que esta mañana ya llega tarde. “El día que no bajo todos preguntan, ¿pero dónde está el Hilario pues?”. Su hija añade que “está todo el día contando chistes y es el alma del banco”.

El campo ya no es lo que era, pero siempre es un placer sentarse un rato con estos hortelanos y que relaten cómo mimaban la tierra. Y sobre todo para aprender. Aprender de los mejores.