Aunque muchas veces le demos una importancia menor, una buena elección de nuestros cojines ayudará a equilibrar las gamas cromáticas o las composiciones de nuestro salón o dormitorio. ¿Te habías parado a pensarlo? Existen muchas opciones para combinar y, sobre todo, acertar con la elección.
Formas geométricas
Los cojines con formas geométricas son ideales para salones o dormitorios monocolor. Aportan variación y rompen de manera sosegada y elegante con la sensación de igualdad. Eso sí, que el tamaño de los triángulos, rombos o rectángulos no sea demasiado exagerado, porque quedaría demasiado artificial.
La paz del zen
Sí, todos nos ponemos algo trascendentales a veces. Si eres de los que decora su salón con jardines zen y budas, no puedes perder de vista los cojines con motivos alusivos a la paz interior y la armonía creada a partir de los elementos naturales. Patrones con dibujos de árboles, riachuelos, aves... todo vale si no se pasa de hortera y, más aún, si en nuestro salón predominan los contrastes entre blancos, grises y negros.
Las rayas, un clásico
Año tras años se siguen llevando los cojines de rayas. No obstante, conviene no aplicarlos en los salones, ya que pueden recargar demasiado. De pocos en pocos y adaptados al tono cromático que impera en la estancia, casan a la perfección en sillones de dormitorios o recibidores, tanto si se trata de una vivienda particular como si queremos darle un aire confortable al ‘hall’ de la oficina o el negocio.
Formas, animales...
Ideales para estancias juveniles o infantiles. En los catálogos de los establecimientos y a través de Internet las posibilidades se multiplican: ovejas, emoticonos de whatsapp, objetos cotidianos... un cojín puede adoptar la forma que uno desee. Fuera de contexto, en entornos sobrios o más serios, será mejor prohibirlos terminantemente.
¿Flores? Mejor no...
Tan sólo si eres un enamorado de los años 70 y quieres revivir la ‘belle epoque’ de tus padres para que así vayan a visitarte puedes justificar el escoger un cojín con estampado de flores. Y, aún así, sería mejor aceptar que están un poco pasados de moda.
