Castejón

Quito, nuevo horizonte de Trenasa

La empresa ubicada en Castejón, que avista tiempos de mejora tras una crisis aguda, iniciará a principios de 2018 la fabricación de 16 trenes para el transporte subterráneo de la capital ecuatoriana.

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En 2015, Trenasa vivió un momento delicado. Su responsable, Luis Fernández, todavía lo recuerda. “Nunca pensamos que podíamos llegar a aquella situación estando respaldados por un grupo como CAF”, rememora. Varios EREs dejaron la plantilla en alrededor de 50 trabajadores, una tercera parte del grueso de empleados al que habían llegado a principios de década. Ahora, la empresa ubicada en Castejón afronta proyectos ilusionantes y prevé ampliar de nuevo su plantilla. En 2018, les espera el Metro de Quito (Ecuador).

La capital ecuatoriana vive desde hace meses el inicio de la obra civil de una infraestructura que marcará una época para sus ciudadanos: un transporte subterráneo a la altura de las principales capitales mundiales. Trenasa será la empresa encargada de producir los trenes que circularán por el entramado suburbano de túneles y vías. “Es un proyecto importante para nosotros, por el simbolismo que tiene y por la cantidad de trabajo que va a suponer”, señala Fernández.

“En total, son 16 trenes de 6 coches cada uno. Un volumen considerable de vehículos que nos exigirán un esfuerzo y muchas horas de trabajo y, en consecuencia, incorporar a un número considerable de profesionales”, explica el responsable de la firma. Los trenes se fabricarán, se probarán y se suministrarán en un periodo aproximado de año y medio.

La empresa castejonera será la encargada de proveer los 16 trenes con 6 coches cada uno del entramado de transporte subterráneo de la capital ecuatoriana

Hasta entonces, la previsión de la empresa es la de generar alrededor de 100 puestos de trabajo que triplicarían su actual plantilla. No solo con el proyecto de Ecuador, sino también con otros dos de menor envergadura pero que, al igual que el del metro en Sudamérica, suponen regresar a la senda anterior a la crisis. Uno consiste en la producción de suministros de estructura soldada para los renes de la ‘Purple Line’ de Maryland (EEUU). El otro, los coches-cama de la línea nocturna Caldonian Sleeper, que une Escocia con Londres.

Cuestión de ciclos

Trenasa afronta pues un periodo de crecimiento que, como explica su gerente, significa también volver a coger impulso tras una mala experiencia. “Tuvimos que tomar decisiones duras, siempre con el objetivo de que la planta no cerrase, porque hubo un peligro real de que eso sucediera”, recuerda.

No obstante, Fernández reconoce que “hasta de las malas experiencias se aprende”. “Aquella situación nos va a servir ahora para estructurar nuestro crecimiento con pasos mas firmes y de manera más planificada”, señala. En cierto modo, Trenasa emulará el “caso de éxito” que ilustra el propio Fernández recordando los inicios de la empresa en Castejón.

“Fue bonito ver cómo se asentaba el proyecto. Cuando llegué aquí había una sola nave y ver nacer todo aquellos resultó muy ilusionante”, recuerda. “En 2007 iniciamos la actividad tras un periodo de formación intenso, porque nuestros trabajadores no provenían del sector ferroviario. Empezamos haciendo solamente los acabados y el interiorismo de los trenes”, explica.

En 2008, con la ampliación de dos nuevas naves, Trenasa inició su andadura en la fabricación de estructuras de vehículos ferroviarios, con proyectos para el Metro de México, trenes de Cercanías de Mallorca u otros pedidos de países como Brasil o Arabia Saudí. En cuanto a los acabados, atendieron peticiones de dos proyectos importantes: los cercanías de Madrid y Barcelona y los Regionales de Media Distancia Eléctricos.

En 2008, Trenasa amplió sus instalaciones y comenzó a producir también estructuras para vehículos ferroviarios, además de continuar con su fabricación de acabados

Tras la crisis que se dio entre 2012 y que tuvo su punto más álgido en 2015, Trenasa ha sobrevivido con proyectos pequeños y más alejados del ámbito ferroviario, como la fabricación de armarios eléctricos o contenedores, el equipamiento de plantas industriales o la producción de estructuras para platas hortofrutícolas de la zona. “Nos ha permitido salir adelante y ahora tenemos de nuevo mucha ilusión por lo que viene”, sentencia Fernández.