Al escuchar hablar sobre la libertad financiera quizás puede que en nuestra mente nos imaginemos que es una especie de utopía, es decir, un sueño que sólo unos cuantos privilegiados han podido alcanzar. Sin embargo, esa idea es totalmente errónea, sobre todo porque la libertad financiera no consiste tanto en acumular muchas cantidades de dinero, sino en saber administrar bien lo que se tiene.
¿Qué es la libertad financiera?
Libertad financiera es hablar del estado de una persona que dispone de suficientes medios económicos como para cubrir todas sus necesidades en un determinado lapso de tiempo, pero sin tener que depender de un sueldo. Está relacionado a la sensación de no estar atado a un trabajo, simplemente por el hecho de que se necesita el dinero que paga el jefe para poder vivir.
Se puede decir que las personas que han alcanzado la libertad financiera ya no necesitan tener que trabajar todos los días. Y no por el hecho de que sean ricos, o porque sean unos expertos en materia de emprendimiento, sino más bien porque han conseguido ahorrar y generar una serie de ingresos pasivos que les permiten disponer de su tiempo como quieran.
¿Cuáles son los elementos claves para alcanzar la libertad financiera?
Como hemos mencionado, alcanzar la libertad financiera no se trata de ser rico, de sacarnos la lotería, de heredar alguna herencia extraordinaria o cosas por el estilo, más bien consiste en dos elementos clave:
· Ahorros: para conseguir la libertad financiera el primer paso a dar es empezar a ahorrar. Si logras gastar menos de lo que ganas, ese dinero excedente puede ser la base para construir un patrimonio que será fundamental para mandar al jefe a dar un paseo.
· Ingresos pasivos: los ingresos pasivos hacen referencia a las cantidades de dinero que nos llegan sin que tengamos que invertir nuestro tiempo. Pueden ser los beneficios obtenidos por ejemplo con infoproductos, los rendimientos de una inversión o los derechos de autor que se generan cuando vendes un libro escrito por ti.
Al analizar estos dos elementos nos damos cuenta de que la fórmula de la libertad financiera consiste en esto: ahorro + ingresos > a los gastos fijos necesarios para vivir. En otras palabras, cuando la suma de tus ingresos y ahorros es mayor que la cantidad de dinero que necesitas para cubrir tus necesidades fijas y variables mensuales puedes considerar que has alcanzado la libertad financiera.
Tipos de libertad financiera
Es por esto por lo que al hablar de conseguir la libertad financiera entendemos que es un proceso que puede dividirse en varias fases. A menos que seas rico de nacimiento, es muy improbable que alcances la libertad financiera sin primero pasar por estas fases:
· Seguridad financiera: esta fase consiste en pasar de la situación de incertidumbre de no llegar a fin de mes a la situación o estado de situación de seguridad financiera. Alguien goza de seguridad financiera cuando tiene los fondos suficientes necesarios para cubrir los gastos básicos como la electricidad, agua, comida, etc. Sin embargo, no puedes abandonar tu trabajo pues tienes más gastos que hacer en los siguientes meses y que no serán cubiertos con tus ahorros e ingresos fijos.
· Independencia financiera: esta es la segunda fase en la que has obtenido una mayor cantidad de ingresos estables y tus ahorros han crecido al punto de que puedas cubrir tus necesidades básicas y extraordinarias sin la necesidad de un sueldo. En este estado además de poder costear los gastos básicos como la electricidad, comida, agua, también puedes irte de vacaciones, salir a cenar, comprarte un coche o un electrodoméstico.
· Libertad financiera es la última fase en la que tienes tanto dinero ahorrado que por muy mal que se den las cosas podrás cubrir tus gastos fijos y extraordinarios sin tener que trabajar. Claro, no significa necesariamente que podrás darte todos los lujos y caprichos que se te antojen, pero sí que podrás estar tranquilamente sin depender de un sueldo.
Mientras transitas en tu camino hacia la libertad financiera recuerda que dispones de muchos instrumentos y recursos financieros, como los minicreditos que te permitirán aprovechar las oportunidades de inversión o hacer frente a imprevistos.
