Tudela

José Luis Moracho: “Las empresas tenemos que ser solidarias entre nosotras”

El responsable de Pavimentos de Tudela repasa los logros de su empresa ante el Galardón de AER a la Trayectoria Empresarial.

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photo_camera José Luis Moracho

Ha llovido bastante desde que Jose Luis Moracho, presidente de Pavimentos de Tudela (PVT) comenzara su andadura en este oficio y un poco menos desde que en 1987 fundara la citada empresa. Hoy, 30 años después, recibe el galardón a la Trayectoria Empresarial de la Asociacióin de Empresarios de la Ribera (AER).

¿Cómo se enteró de que le iban a dar un galardón desde la Asociación de Empresarios de la Ribera?

Me llamaron y me quedé un poco sorprendido porque la verdad es que a estas alturas no pensaba que nadie se acordara de mí. Pero la verdad es que me hizo mucha ilusión porque fui el promotor de estos premios. Para mí tienen una importancia vital, que sean los propios empresarios, sin filtros, quien eligen al premiado... es muy importante. 

Galardón a una Trayectoria Empresarial con 30 años de historia.

Comenzamos en el 87 en este polígono industrial fruto de mis experiencias anteriores. Antes los pavimentos eran para todo, incluso para las viviendas, interiores, etc. Aquí vinimos ya con la etapa definida de buscar el segmento del pavimento antideslizante para exteriores. 

Yo tengo 50 años de profesión, siempre en el tema de pavimentos. Empecé en Enrique Jiménez, que era una empresa de Tudela que fue pionera en España de la fabricación de pavimentos de terrazo. Estuve 10 años, luego me instalé en una cooperativa en Ribaforada para hacer los mismos pavimentos y posteriormente me instalé aquí. 

Me hizo mucha ilusión porque fui el promotor de estos premios. Para mí tienen una importancia vital, que sean los propios empresarios, sin filtros, quienes eligen al premiado.

¿Cómo ha evolucionado PVT?

La empresa tiene un ADN que es el desarrollo de nuevos productos y la investigación. Siendo una pequeña empresa como somos, tenemos nuestro propio departamento de I+D dentro de la empresa. Hemos desarrollado muchos productos, aunque lo que tenemos ahora entre manos es el EcoGranic, el producto estrella.

Es nuestra joya de la corona porque es un pavimento que, manteniendo las características de color, dimensión, resistencias o mecánicas, es un producto que descontamina.

Lo podemos encontrar en Arguedas.

Sí, Arguedas ha sido el primer Ayuntamiento de la Ribera que se ha adherido digamos a las ‘ciudades descontaminadas’. Y además lo ha hecho cambiando el Casco Viejo, con lo cual la incidencia de descontaminación va a ser mucho mayor que si simplemente se hace una calle. 

Es un comienzo y nosotros lo que quisiéramos es que toda la Ribera apostara por este tipo de pavimento. Ya no tanto por lo que significa a nuestro negocio, sino porque nos parece que al final es una aportación en beneficio de la ciudadanía que se puedan beneficiar de tener mejor ambiente y menos polución. 

Hablamos de aquí cerca de Arguedas, pero PVT está ya por todo el mundo.

Hasta que vino la crisis, nuestro mercado era nuestra zona de influencia: 200-300 kilómetros a la redonda. Cuando vino la crisis, nuestro mercado del pavimento se quedó en un 30%, de manera que tuvimos que salir a toda España a buscar en el extranjero. 

El empresario ribero es el exponente del hombre que se hace a sí mismo, que pelea, que es arriesgado... lo que pasa es que hemos tenido la desgracia de que la crisis ha sido doblemente dura.

Estamos trabajando en Francia, hemos hecho algún pinito en China y tampoco hemos acometido decididamente la internacionalización porque entendemos que primero tenemos que aprovechar las sinergias de estar en España. Una vez consolidados aquí es cuando podemos dar el paso y, sobre todo, con mayor garantía de continuidad.

¿Cómo cree qué ha evolucionado el sector en nuestra Ribera?

La industria en la Ribera muy parecida al resto de sitios. Tengo un gran concepto del empresario ribero, me parece que es el exponente del hombre tesonero, que se hace a sí mismo, que pelea, que es arriesgado... lo que pasa es que hemos tenido la desgracia de que la crisis ha sido doblemente dura en la Ribera porque aquí había un foco de construcción importante.

Aquí había ladrilleras, muchas empresas de construcción: marmolistas, las fábricas de baldosa, incluso llegó a haber de cerámica, que no hay en ninguna parte de España salvo en Castellón. 

Y luego había muchas empresas auxiliares de construcción. Por ejemplo, Cintruénigo y Corella eran los mayores exponentes de  ese tipo de empresas. ¿Qué ha pasado con la crisis? Que se ha venido todo abajo. Entonces esta sociedad ribera ha sufrido doblemente la crisis.

Para usted, ¿qué papel tiene la AER en estos momentos?

Creo que es una herramienta que, si no existiera, debería crearse. Fui uno de los creadores de la sociedad y sigo pensando que, independientemente que no siempre se está de acuerdo con lo que se hace porque todos tenemos nuestro punto de vista, se trata de una asociación que sirve para tener una sociedad fuerte, de todas las empresas asociadas, donde todos colaboremos  en el bien general de la asociación, sin mirar a las particularidades.

Las empresas tenemos que ser solidarias entre nosotras y además crear ese clima que necesitamos para que nuevas empresas se desarrollen; necesitan del consenso de los empresarios y necesitan de la presión de los empresarios ante la administración, además de cambiar esa imagen que se tiene de la sociedad.